El plural de «gnomon» es «gnómones» y no cabe el plural invariable. La RAE lo confirma en su respuesta a mi consulta:
De acuerdo con las reglas de la morfología del español, el sustantivo gnomon forma su plural añadiendo la terminación -es. Puesto que se trata de una palabra llana ([nó.mon]), al añadir una sílaba, pasa a ser esdrújula manteniendo el acento en la misma sílaba: gnómones ([nó.mo.nes]).
Este término no se ajusta a los supuestos en que los sustantivos quedan invariables en plural, como puede comprobar consultando el artículo PLURAL que se incluye en el Diccionario panhispánico de dudas (RAE y ASALE, 2005).
Se refieren a este apartado del artículo Plural del DPD:
g) Sustantivos y adjetivos terminados en -l, -r, -n, -d, -z, -j. Si no van precedidas de otra consonante (→ j), forman el plural con -es: dócil, pl. dóciles; color, pl. colores; pan, pl. panes; césped, pl. céspedes; cáliz, pl. cálices; reloj, pl. relojes. Los extranjerismos que terminen en estas consonantes deben seguir esta misma regla: píxel, pl. píxeles; máster, pl. másteres; pin, pl. pines; interfaz, pl. interfaces; sij, pl. sijes. Son excepción las palabras esdrújulas, que permanecen invariables en plural: polisíndeton, pl. (los) polisíndeton; trávelin, pl. (los) trávelin; cáterin, pl. (los) cáterin. Excepcionalmente, el plural de hipérbaton es hipérbatos.
Este tema salió en una caída de letras de Robin y, en el debate, Madri aportó la siguiente definición de este sitio web: http://enciclopedia_universal.esacademic.com/56760.
Gnomon
(Del bajo lat. gnomon < gr. gnonon, escuadra.) ► sustantivo masculino Nomon [en todas sus acepciones]. IRREG. plural gnomon
He creído que este asunto merecía, además, una entrada propia a fin de darle más visibilidad, ya que de esta forma las personas que tengan la misma duda puedan disiparla.
Buenos días:
Como es un tema interesante, me parece muy bien, Blasita, que hayas puesto el gnomon en primera línea del escaparate del Café. Donde estaba, había quedado muy escondido, es cierto, y seguro que a él le gusta recibir los rayos del sol.
Pero una vez sabido que el plural de gnomon es gnómones –que era lo que nos tenía en vilo, je je–, poco se me ocurre añadir, como no sea unos comentarios para sacar punta al apartado aportado por ti, del DPD, relativo a la formación de plurales, ya que estamos con este tema:
1. Entre los ejemplos de palabras esdrújulas que permanecen invariables incluyen cáterin, que no está registrada en el DLE. ¿En qué estarían pensando los académicos a esas horas 🙂 ? Catering, sí.
2. Algo parecido ocurre en el punto e) de este mismo artículo, en el que se mencionan estas voces extranjeras como ejemplos para la formación del plural: panty, ferry y dandy, de las cuales las dos primeras figuran en el DLE, pero la tercera no.*
3. Decir así de sopetón que Excepcionalmente, el plural de ‘hipérbaton’ es ‘hipérbatos’ desmoraliza a cualquier estudiante de español, entre los que me incluyo. ¿Puede un idioma serio soportar una cosa así? Es que no se ajusta ni por asomo a ninguna regla y, si me apuran, ni siquiera al sentido común. Por ello, creo que si esa frase la escribieran de este modo: Excepcionalmente, el plural de ‘hipérbaton’, y el de su variante ‘hipérbato’, es ‘hipérbatos’, sería más digerible.
En fin, cosas mías. Un abrazo. 🙂
* Tengo la impresión de que el capítulo de los anglicismos recogidos en el DLE está algo embarullado, al menos en lo que concierne a los terminados en «y». En este sentido se observa que la Academia da distintos tratamientos a estas palabras, de modo que se clasifican en tres grupos:
a) Están las que figuran como palabras crudas o no adaptadas, y que por ello se escriben con letra cursiva: hobby, lady, lobby, party, rally, rugby.
b) Están las que, con una leve modificación, se han convertido en palabras adaptadas y que por ello se pueden escribir con letra redonda. No obstante, el diccionario mantiene en su repertorio la palabra inglesa correspondiente: body / bodi; brandy / brandi; curry / curri; ferry / ferri; hippy / jipi; panty / panti; sexy / sexi; whisky / güisqui.
c) Están las que han sido adaptadas al español, como en el caso anterior, pero con la diferencia de que la palabra originaria no figura en el DLE: dandi, epoxi, punki.
No voy a entrar en indagaciones para descubrir los criterios que baraja la academia para situar cada uno de estos anglicismos en un grupo o en otro, pero sí quiero señalar la dificultad que supone memorizar esa clasificación para cualquier hispanohablante; hasta el punto de que redactar un escrito –en el que sea necesario utilizar uno de estos anglicismos– sin consultar el diccionario, implica el riesgo de cometer un error, tal como les ha ocurrido a los propios académicos al referirse a «cáterin» y a dandy.
Buenas noches, Robin:
Agradezco mucho todos tus comentarios.
Como hemos dicho en alguna que otra ocasión en este Café, el DPD (2005) está en proceso de actualización a las otras dos obras académicas más recientes, la Nueva gramática de la lengua española (2009) y la Ortografía de la lengua española (2010). Aunque sería obvio pensar que los años de diferencia entre el joven DPD y sus hermanas «mayores» se limita a algún centímetro de altura, el caso es que sabemos que el idioma español ha venido evolucionando grandemente en las últimos tiempos y que la política de la RAE ha mostrado últimamente una destacable inclinación por aprobar términos y construcciones por el mero hecho de su uso, aunque pudieran chocar con alguna regla establecida, y, aun creyendo que probablemente este no sea este el caso, por dar cada vez más y más importancia al español de América.
Yo siempre he visto el DPD como ese emprendedor culto y abierto de mente que pronto ha sido pisoteado en algunos casos por las más «modernas» obras que he citado anteriormente. Cuando nadie era tan valiente para ofrecer alternativas a los anglicismos, ahí estaba él sugiriendo términos más cercanos al español aunque no fueran tan populares. Creo que nuestro «anticuado» DPD se merecía este pequeño discurso de agradecimiento.
Me parece que decidir entre dejar un extranjerismo necesario tal cual —crudo— o adaptarlo atendiendo a su grafía o su pronunciación originales es complicado. Mi experiencia me dice que, en muchos casos, la directriz que han establecido las Academias hoy en día favorece el respetar el uso que el término tenga en tal región o en el mundo hispanohablante antes que las normas que puedan existir al respecto. Esto choca, por ejemplo, con la imposición de la pronunciación de «airbag» como /air’bag/, que la mayor parte de españoles pronuncian como /’airbag/.
Me encantaría saber qué opinas tú, Robin, o cualquiera de los participantes o lectores de este Café.
Un cordial saludo.
Buenas tardes:
Efectivamente, Blasita, esto sería una continuación de la conversación que tuvimos el pasado mes de agosto (clic) sobre las distintas obras académicas.
Tal como dije, el que no nos pongamos de acuerdo en estos asuntos tan importantes es porque tú eres muy generosa y valoras muy bien la labor de los académicos, al tiempo que tolerante y disculpas las incongruencias que se observan en sus obras; mientras que mi actitud es justamente la contraria, es decir que, aunque yo valoro el trabajo de estos señores –de eso no te quepa duda– no lo suelo manifestar, y en cambio sí aireo todas las irregularidades que me encuentro cuando consulto dichas obras académicas. Tal vez sea porque como hice de corrector de textos durante unos años, me ha quedado la costumbre de sacar la lupa. 🙂
Pero yo creo que es bueno que en todos los temas surjan debates.
Un abrazo.
Hola, Robin y todos:
Tras leer este comentario tuyo y habiendo leído otros parecidos, me he dado cuenta de que se puede estar malinterpretando mi postura ante la RAE y resto de Academias y sus obras académicas. Y de esto seguramente tendré un poco de culpa, ¿o incluso más culpa?
No me parece solo bien, sino estupendo, que señales todas esas irregularidades. No disculpo las incongruencias entre las obras académicas y, de hecho, estoy segura de que la prioridad de las Academias debería ser poner al día el DPD y el DLE cuanto antes, así como evitar las discrepancias en cuanto a la inclusión o no de términos en general y, claro, las referidas a extranjerismos y a sus adaptaciones. El caso es que me temo que la RAE asume toda la financiación de dichas obras y me parece que habría que tener un debate sobre la implicación de todas las academias en todos los sentidos o replantearse o priorizar algunos temas generales e importantes. Creo que tenemos la suerte de contar con una institución como la RAE y con el resto de academias de la lengua española —otros idiomas no la tienen—. Intento no estar por la negatividad sino por la crítica positiva y, por lo dicho, no me gustan los grupos organizados o personas que critican porque sí —aunque no haga falta aclararlo, no hablo de ti o de ninguno de los blasiteros—. Yo he contactado con la RAE directamente y he tenido varios roces con ella, ¿por qué algunos son reacios a intentar comunicar esas críticas directamente a la RAE o a las demás academias que colaboran en la confección de las obras académicas con el fin de que tengan información de primera mano? Digo.
Robin, pero ¿también has sido corrector de textos? ¿Qué no sabes tú y qué no has hecho en esta vida? :))
Un cordial saludo.