Saludos cordiales, queridos concurdáneos:
¿Quién no la ha pifiado alguna vez en la vida? Cualquiera; equivocarse es de humanos. Pifias las hemos tenido de todas clases y colores, desde esas que pasan desapercibidas hasta aquellas que, una vez nos percatamos de la metedura de pata, deseamos fervientemente que nos trague la tierra. Pero, tal como dije antes, son errores perdonables para las personas de a pie.
¿Pero qué ocurre cuando son cometidas, y además quedan negro sobre blanco para constancia innegable ad perpetuam, por aquellos profesionales o medios de comunicación a los que se le supone por oficio una rigurosidad en el desarrollo de su trabajo? Hablo de redactores, periodistas y escritores que de vez en cuando van dejando algunas perlas por ahí repartidas ejemplos del desajuste del idioma o de supuestos conocimientos que ciertamente no lo son.
Esta sección he querido llamarla así porque pretendo que sea, con la colaboración de ustedes, una recopilación de pifias que son ejemplares porque son ejemplos de pifias pifias: en periódicos, libros, folletos, carteles…, en cualquier soporte de letras que puedan ser fotografiadas y llevadas a este estrado como prueba del delito.
Eso sí, se tienen ustedes que tomar el trabajo de hacerles la foto y volcarlas aquí. Bien, si eso excede a su capacidad operativa o sencillamente son ustedes unos flojos, pueden aportar aquellas pifias flagrantes que han pasado a la historia de puntillas. Por ejemplo: ¿recuerdan aquello que escribió nuestro paisano de D. Robin y mío ‘cuando clavas en mi pupila tu pupila azul’? ¿Hay pifia o no hay pifia ahí?
Pues dejemos la teoría y vayamos a la práctica: ahí tienen la pifia inaugural de este hilo que es de todos ustedes. Díganme, ¿qué coligen al leer ese titular?
Pues sí, Madri, da la impresión de que el uso del relativo cuyo va cuesta abajo y sin frenos; a veces parece que que es el único relativo disponible. Recuerdo un alumno que era un convencido seguidor y practicante del quesuismo, es decir, usaba siempre que su en lugar del correcto cuyo, incluso en ensayos u otras composiciones literarias. Para esta persona, como para algunos otros de su generación, cuyo forma parte del pasado —según él, «es de la época del Siglo de Oro o así, o sea hace muuuucho tiempo»—.
Estoy de acuerdo con Gerardo y contigo en que no estaría nada mal que se enseñara mecanografía en la escuela; aunque sin olvidar la caligrafía, claro. La mecanografía es básica hoy en día, ya que muchos usamos casi más los teclados que las propias manos para escribir.
Tengo el honor de presentarles una pifia para su consideración (El País de hoy domingo, página 23). ¿No habrán querido decir: el resto de España o la Península y Baleares?
Que tengáis/tengan buena tarde.
Total total, pifia ejemplar, querida Blasita. A lo mejor ese redactor es canario independentista y ya ha sacado su comunidad autónoma de este país. ¡Ja!
Buenas noches a todos.
Buenos días:
Lo que habéis dicho en relación a que no se debe olvidar la caligrafía me ha recordado el pensamieno acerca del hecho de escribir a mano que reveló el escritor Ángel Gabilondo hace unos días en una entrevista en el espacio cultural de Radio Nacional llamado La estación azul.
En esa charla, tanto Ángel como su entrevistador, el periodista y también escritor Ignacio Elguero, manifestaban la conveniencia de escribir a mano, al menos de vez en cuando, y aunque a veces solo fuera como paso previo al traslado del texto a todos esos teclados que nos rodean y nos invaden en nuestro día a día. (Esto no quiere decir –y lo dejaron muy claro– que estén en contra de las nuevas tecnologías, ni mucho menos, pero sí que una cosa no anula la otra).
Quizá esto suene a «antiguo», en cuyo caso yo también lo soy porque, por ejemplo, en vez de mandar unos correos electrónicos a mis familiares y amigos cuando llegan las fechas navideñas, yo sigo con la costumbre de escribir a mano unas cuantas palabras de felicitación en las tradicionales tarjetas de UNICEF o similares.
Por eso me gustó oír en esa entrevista, que escribir a mano es un modo de ofrecernos de forma corporal, porque en ese momento todo el cuerpo fluye en un punto en el que directamente, sin la intervención de las máquinas, el espítiru transmite su sentir a la persona destinataria de esas palabras.
Y luego –añado yo por mi cuenta– está la cuestión práctica que seguramente habréis notado vosotros también: que de tanto teclear, cuando tenemos que escribir algo a mano nos sale una letra horrible porque hemos perdido algo del dominio del pulso, ¡es que ya no es nuestra letra de toda la vida! 🙂
Un abrazo.
P. D.: Alguien se podría preguntar qué hace aquí, en esta sección de «Pifias ejemplares», el comentario anterior. Y, bien pensado, creo que tendría razón.
O sea que esto es una pifia ejemplar que yo he cometido. Claro, clarísimo.
¡Ah, bueno! ¡Un momento!: Entonces, si es una pifia, está donde tiene que estar. 🙂
Es que hay pifias y pifias, querido amigo. Y la suya es una de esas que es ejemplar…mente razonada.
Ya sabemos que el escribir a mano tiene sus ventajas e inconvenientes. Recuerdo una vez hace años, al presentarme yo a una entrevista de trabajo, que me preguntó el sicólogo al uso en ese ratito donde hipotéticamente debe descubrir al psicópata encubierto que pretende aspirar al puesto, que le dijera cinco motivos por los que escribir a máquina era mejor que hacerlo a mano. (A máquina porque entonces no existía el teclado, claro). No tardé ni un momento en decírselas: porque es más rápido -sobre todo para quien domine la mecanografía-; porque la letra la entiende todo el mundo; y por otras tres que no sé cuáles son pero seguro que existen. Vale, me dijo el hombre. Ahora dime otras cinco por las que es mejor escribir a mano. Pues, le dije, porque puedes hacerlo en el velador de un bar, porque puedes poner corazoncitos en las cartas de amor y por otras tres que no sé cuáles son pero seguro que existen.
Hoy en día, ya adulto y desarrollado en toda su plenitud mi espíritu de sicópata descubierto, sigo pensando que hay ocasiones donde escribir, o más que escribir diría que desarrollar pensamientos o expresar sentimientos, solo puede hacerse a mano. Te corriges mejor. Salen unos borradores extraordinarios. Y créanse que mis mejores ideas en la vida -digamos que son en total una o dos- siempre han salido de unos garabatos escritos en unas servilletas de papel con el bolígrafo que me ha prestado el camarero. Eso sí, al llegar a casa hay que coger el teclado y trasladarlo al papel digital para poder guardarlo en el disco duro o mandarlo por correo electrónico. Y eso, estimados, eso es el futuro, por no decir el ya presente. Aunque los chicos nórdicos que no aprenderán caligrafía se perderán el gustazo de mandarle un papelito a la rubia de dos bancas de delante con un «Qué guapa eres» y su corazoncito incorporado. Sniff, peor para ellos.
«Lo primero que hay que dejar claro, continúa el sumiller, “es que ambos mantienen muchas características en común, ya que comparten la misma uva, la tempranillo”. Solo este argumento desmonta ya en buena parte la distinción entre riojistas y riberistas. Otra coincidencia son los suelos arcillosos y calcáreos, similares en ambas DO. Entonces, ¿en qué se diferencian? “En el clima”, responde García. “En la zona de la Ribera del Duero es mediterráneo, con temperaturas extremas: mucho frío en invierno y mucho calor en verano. Y en La Rioja es más suave. De ahí provienen casi todas las diferencias”. A continuación, las ocho más evidentes».
Este es el segundo párrafo del artículo publicado hoy en El País http://elpais.com/elpais/2016/04/14/buenavida/1460641243_153579.html
Es cierto que el clima está cambiando, pero yo creía que en la zona donde se elabora el vino DO Ribera de Duero, en la comunidad española de Castilla-León, aún continuaban con el clima continental.
Extraigo unas líneas del artículo LA RIBERA DEL DUERO, GEOGRAFÍA DE UN MEDIO INNOVADOR EN TORNO A LA VITIVINICULTURA, que podéis leer completo aquí.
«Las condiciones climáticas de la Ribera del Duero vienen determinadas por su elevada altitud y su continentalidad, que se plasman en unas temperaturas invernales rigurosas con frecuentes heladas, que llegan a ser dañinas para la vid cuando se registran a mediados de abril o en mayo, coincidiendo con el brote de las nuevas yemas».
Creo que se trata de un error decir que en la Ribera del Duero tienen clima mediterráneo, pero no sé si debe al sumiller (que nos lleva a la entrada que hemos dedicado a este oficio) o al articulista.
Si sois aficionados a este buen vino español, quizá disfrutéis leyendo el artículo completo. Interesante.
Un abrazo
Buena cazada, Madri; efo fí que es estar al… al afecho.
¿No sería el, hips, tempranillo a una hora tempranilla el cau… caufantesante de tal resfalón? Ifgual el pediodifta-su… sumiller, pfff… vio el… el mappa al refés
Grafias por recc.. reccomendarme la ppáfina, Madri. He app, hics, apprendido mucccho…
Viva el viiiiiino y la mu… muuuujereeees….
Milord, que yo puse el enlace para que disfrutaran leyendo el artículo, no para que se bebiera usted todo el vino…
He encontrado esta joyita en el Diario Vasco de ayer.
Entre otras cosas dice que «el hombre agravó el cuadro depresivo que padecía». El hecho de saberlo o de sospecharlo fue lo que agravó su enfermedad. Menos mal que lo enmiendan en el último párrafo.
Tras leer la noticia, no me queda claro si condenan a la mujer por haberle dicho a su marido que su hija podría no ser suya, si porque no lo era de verdad, o porque no se lo dijo a tiempo, o por decírselo tras el divorcio. No sé, creo que me he hecho un lío.
Saludos a todos.
Buenas tardes:
En esta sección tienes que actuar con mucha cautela porque si señalas una pifia cometida por alguien y finalmente se demuestra que no tienes razón, el que la pifia eres tú. Y lo digo porque no hace mucho, en esta misma sección, yo caí en ese error al asegurar que «meridianamente claro» era una redundancia. 🙁
Así que esta vez diré que he detectado en el DLE algo que probablemente sea una pifia:
El que en la entrada «Nacer ya caducado » se hayan mencionado productos de uso tópico, me ha hecho pensar en que hace años se utilizaba para estos casos la palabra «pomada», término que, por las modas o tal vez por razones técnicas, ha sido desplazado claramente por la palabra «crema». No obstante, según el diccionario de la Real Academia, siguen siendo vocablos sinónimos, sobre todo en el terreno de la medicina, que es en el que yo quiero incidir. Veamos lo que dice el DLE:
crema
6. f. Producto cosmético o medicinal de consistencia pastosa que se aplica generalmente sobre la piel.
Pomada
1. f. Mixtura de una sustancia grasa y otros ingredientes, que se emplea como cosmético o medicamento.
Y hasta aquí todo parece normal, al menos a simple vista. Sin embargo, a mí me ha llamado la atención el que en la segunda definición no emplee el DLE la palabra «producto» –como hace en la primera definición– y la sustituya por «mixtura». Hummm. Bien, pues veamos qué significa «mixtura» en el campo de la medicina, insisto:
Mixtura
3. f. Med. Poción compuesta de varios ingredientes.
De donde se deduce sin lugar a dudas que la pomada es una poción.
Y por último, veamos cuál es la definición de «poción»:
poción
Del lat. potio, -ōnis, de potāre ‘beber1‘.
1. f. Líquido que se bebe.
2. f. Líquido compuesto que se bebe, especialmente el medicinal.
Y si aplicamos el silogismo correspondiente concluiremos en que las pomadas medicinales se beben. (???)
…………
Por lo tanto, ¿es una pifia académica la utilización de mixtura en la definición de pomada, o la pifia reside en llamar poción a una mixtura medicinal? Sí, es una pregunta liosa, pero la aclaro:
Si el DLE indicase que la pomada es por ejemplo un preparado, como indica el DUE, en vez de decir que es una mixtura, no habría nada que objetar.
O si, aun manteniendo tal cual lo de mixtura, en su definición no mencionase la palabra poción y en su lugar dijese por ejemplo «Farm. Medicamento hecho con varios ingredientes», tal como indica el DUE en la acepción relativa a la medicina, tampoco habría nada que objetar.
Así, pues, ¿en qué punto de la cadena convendría hacer la corrección?
Espero vuestras sabias opiniones. Muchas gracias. Un abrazo.
Hola Robin:
Para mí el error está en la definición de mixtura como 3. f. Med. Poción compuesta de varios ingredientes. Que creo que debiera ser Med. Compuesto de varios productos en forma de líquid, cremapomada o sólido para ser aplicado en el cuerpo o algo así.
Increíblemente «compuesto» como tal tampoco aparece en el diccionario?!
Ustedes compran un compuesto en la farmacia, o solo una pomada compuesta de uno o varios ingredientes?