Saludos cordiales, queridos concurdáneos:
¿Quién no la ha pifiado alguna vez en la vida? Cualquiera; equivocarse es de humanos. Pifias las hemos tenido de todas clases y colores, desde esas que pasan desapercibidas hasta aquellas que, una vez nos percatamos de la metedura de pata, deseamos fervientemente que nos trague la tierra. Pero, tal como dije antes, son errores perdonables para las personas de a pie.
¿Pero qué ocurre cuando son cometidas, y además quedan negro sobre blanco para constancia innegable ad perpetuam, por aquellos profesionales o medios de comunicación a los que se le supone por oficio una rigurosidad en el desarrollo de su trabajo? Hablo de redactores, periodistas y escritores que de vez en cuando van dejando algunas perlas por ahí repartidas ejemplos del desajuste del idioma o de supuestos conocimientos que ciertamente no lo son.
Esta sección he querido llamarla así porque pretendo que sea, con la colaboración de ustedes, una recopilación de pifias que son ejemplares porque son ejemplos de pifias pifias: en periódicos, libros, folletos, carteles…, en cualquier soporte de letras que puedan ser fotografiadas y llevadas a este estrado como prueba del delito.
Eso sí, se tienen ustedes que tomar el trabajo de hacerles la foto y volcarlas aquí. Bien, si eso excede a su capacidad operativa o sencillamente son ustedes unos flojos, pueden aportar aquellas pifias flagrantes que han pasado a la historia de puntillas. Por ejemplo: ¿recuerdan aquello que escribió nuestro paisano de D. Robin y mío ‘cuando clavas en mi pupila tu pupila azul’? ¿Hay pifia o no hay pifia ahí?
Pues dejemos la teoría y vayamos a la práctica: ahí tienen la pifia inaugural de este hilo que es de todos ustedes. Díganme, ¿qué coligen al leer ese titular?
Buenas noches a todos de nuevo:
Estupendas pifias, compañeros.
Al igual que Milord, traigo yo un titular con una sintáctica digamos que al menos pintoresca. Es de El País de hoy, once de septiembre. Parece que usan el plural «taparían» porque quieren referirse a la Diada y al plebiscito, pero creo que la oración está mal construida. ¿Cuál es vuestra opinión, por favor?
Un cordial saludo.
Creo que el autor del titular de Milord estaba pensando en los sucesores, que eran dos, y por eso puso el artículo en plural y masculino. Pero al final cambió de idea, escribió «sucesión» y se olvidó de adecuar el artículo. Una pifia.
Y en el de Blasita, yo también usaría el singular «taparía». Mirad, en la edición digital lo han mejorado.
Gracias, Madri. Así sí. He visto que algunas ediciones digitales de periódicos cambian texto como quien cambia de camisa. Una clara “ventaja” sobre el papel, ya que lo escrito en papel queda per saecula saeculorum.
Continúo con las pifias relacionadas con la omisión de palabras, tema iniciado por Robin con ese titular que comenzaba con «alertan de exhibicionistas». Creo que está claro que la omisión de determinado tipo de palabras responde a la brevedad que es necesaria en estos casos. Hay muchos titulares de prensa que omiten palabras consabidas. El ejemplo que adjunto (de El País, del pasado nueve de septiembre) no es tampoco una pifia significativa porque «lanzamiento» deja claro que se refiere a «modelos (de coches)»; aun así, yo lo hubiera redactado de otra forma. Sin embargo, hay veces que la omisión deja titulares que nos hacen reír o que nos dejan perplejos. Y, además, pienso que a veces pueden jugar con esto algunos medios, porque para ellos es una manera de atraer nuestra atención y de que leamos el artículo.
De El País de hoy. Hay que ver lo desamparado que está el Defensor del Pueblo en este país …
Buen domingo para todos.
Jajá. ¡A ver a quién piden apoyo los refugiados!
Pues sí, Nibbles. Je, je. Lo que hace una preposición, ¿verdad? Con un «para» no hubiera pasado esto.
¿Y a qué se dedican los correctores de los periódicos? Ah, que ya no hay correctores. Hablo de los correctores de los de antes, de los del lápiz gordo en la oreja rectificando la prosa de los redactores. Que ahora el «corrector» es este chisme que hay debajo de lo que escribimos y que chiva con rayas de diversos colores si lo expresado se encuentra dentro de los cánones implantados por la multitud que escribe de cierta forma. Cánones que permanentemente se autorectifican en función de lo que la multitud escribe reglándose por lo que la multitud haya escrito segundos antes. El mostruo que crece devorando sus propios hijos. ¿Era Neptuno?
Pues ya está. Al escribidor responsable de ese titular no le chivó su chismito porque esa construcción anormal no estaba registrada. Y lo que es peor, no lo estará nunca ya más porque ya hay un precedente de cómo se redactan esas construcciones. Eso es lo que hay. Ese es el futuro.
Chaíto, compañeros.
Muy buenas noches, amigos.
Perdonen que pase a hacer ruido a esta hora cuando todos deben de estar roncando, plácidos y relajados, pero tenía días con ganas de darme una vuelta por aquí y ahora, que por fin cuento con algo de tiempo, me encuentro con temas superdivertidos y además educativos que no puedo dejar de comentar, a riesgo de despertarlos con el ruido que hago al arrastrar las chancletas por los corredores silenciosos.
Me he reído mucho con las ocurrencias de los periodistas que han publicado en esta entrada. ¿En qué estarían pensando? Debe de ser la presión de escribir a contrarreloj, o tal vez no les paguen muy bien y andan distraídos, buscando los mejores modos de rendir la quincena. O enamorados, por qué no. Pasa con más frecuencia de lo que creemos. Sin embargo no quiero defenderlos, porque todos esos textos son ejemplos claros de mala praxis, que si hubieran sido cometidos por médicos en lugar de periodistas tendrían que echarles mano a palas mecánicas y tractores para enterrar sus desatinos en grandes fosas comunes.
Yo no tengo su ojo profesional para agarrar faltas en el aire, y además perdí mis anteojos así que ando medio cegato, pero les confieso que estuve echando un vistazo (con la nariz pegada al monitor) a las ediciones recientes de los periódicos de circulación nacional de mi país pero sin mayor suerte, porque no logré pescar nada de interés. Ni errores, ni noticias. Es como si todos los días pasara lo mismo: gente matando a otra gente, deportistas ganando o perdiendo, negocios millonarios o en quiebra, el petróleo en caída libre, refugiados humillados, cantantes que se llenan los bolsillos con su basura comercial, ecocidios, genocidios, suicidios, hambre, crímenes monstruosos por doquier… El mundo enfermo de septicemia, pues, lo que llega a deprimir y a perturbar bastante. Ah, y en el feisbuc como que van a colocar el botoncito de «no me gusta», menos mal, no sé cómo nos la arreglamos para vivir tanto tiempo sin eso. Por supuesto que los errores están ahí, pero seguro que yo no tengo el nivel para atraparlos como Daniel Larusso agarraba a las moscas usando palitos chinos, o como ustedes, con esos comentarios maravillosos que han aportado.
Ahora, en los periodicos regionales sí que podemos encontrar verdaderas maravillas. Compartiré algunas:
Diario «El Norte» (19/09/15):
«Fuertes precipitaciones ocasionaron afectaciones en Maracaibo».
Corríjanme si me equivoco, pero ¿afectaciones? Claro, afectación es la acción de afectar, y afectar, por ahí en la quinta acepción del DRAE, es perjudicar, dañar. Ahora, digo yo: ¿hace falta dar tantos rodeos para decir algo tan sencillo? Es decir, ¿es realmente necesario ser tan afectado? Creo que es un caso en el que, por querer relucir, encandilamos. ¿Que cuesta decir daños? Incluso tiene menos letras y se evita la cacofonía.
Aquí hay otro párrafo, del mismo diario el mismo día, que tampoco se lleva una medalla a la pulcritud:
«Los días consiguientes se instalará la feria escolar en la Bases de Misiones Provisor del sector La Floresta de Puerto La Cruz (…)».
¿Consiguientes? ¿Qué, o quiénes se habrán conseguido? Jeje, supongo que la periodista quiso decir «En los próximos días…».
No sigo con ese pequeño diario, para que no me culpen de ensañamiento.
Aquí, una noticia del «Correo del Orinoco», de hoy, en la que hablan no sé qué del rugby:
«El embajador John Saville recordó que Reino Unido y Venezuela trabajan juntos desde el año 2012 con el desarrollo de proyectos para incentivar la práctica de este deporte en niños y jóvenes del país (…)».
Menos mal que el desarrollo de proyectos seguirá trabajando en conjunto con el Reino Unido y Venezuela. Estuvieron a punto de separarse por algunos desacuerdos, pero se ve que ya los solventaron.
Nueva Prensa de Oriente, hoy:
Títular: «Hallacas en riesgo ante aumento del kilo de cochino (…)».
Vamos a tener que enviar un nuevo kilo de esos a la Oficina Internacional de Pesas y Medidas, para que lo pongan junto al conocido kilogramo patrón. Supongo que tendrán que refrigerarlo, para que dure un poco más y no siga variando por allá, jaja. También será un problema hacerlos caber en las hallacas, sin que estas estallen luego en la nevera. Tal vez ese sea el riesgo al que se refieren.
Aquí hay una noticia que me hizo ruido, y ustedes sabrán darme luz si estoy equivocado. Viene en una noticia del diario «El Siglo», de hoy. Hablan de un político venezolano que está preso, y que recibió por parte de los tribunales una sentencia a 14 años de prisión.
«(…) los dirigentes de Puente expresaron su rechazo a la sentencia del líder político Leopoldo López, (…)».
¿No debería usarse «en contra del», o «a favor del» (o quizá «contra el…»)? Porque, y es mi opinión, si lo redactan así, pareciera que los dirigentes del partido «Puente» rechazan algún aforismo que dijo Leopoldo en un momento de inspiración, o que fuera él mismo y no el tribunal quien dictara la sentencia judicial. No sé. Si me equivoco, recuerden que soy ingeniero y no periodista. 🙂 Tal vez le estoy buscando las cinco patas al gato.
Pero ya es hora de cerrar la nevera, vaciar los ceniceros, guardar las botellas vacías de cerveza en las gaveras y apagar la música y las luces. Me voy a la cama, estimados. Les deseo la mejor de las noches, y un feliz domingo. Domingo y feliz, vaya redundancia. Hasta mañana.
Después del regalo que acaba de hacernos Dewek, esta noticia local se ve chiquita, pero así venía en El Diario Vasco de hoy.
Me ha llamado la atención el uso del verbo explotar como transitivo.
Que paséis buena noche.
Je, je, qué hilo más divertido. Uno se entera de empresas de coches que se arremangan para fabricar dos unidades al año, de un piso construido con pólvora y que explota o del pobre Defensor del Pueblo que ya no da abasto.
Ea, pues también gracias a él se enterarán de que en un partido de futbol puede meterse un gol después de que se expulse a un jugador y conseguir de esa forma empatar un partido. Un gol fantasma, como el que se tuvo que recibir anteriormente, puesto que aquello terminó como empezó, cero a cero.
Y aprovecho: ¡viva el Betis manque pierda!; con permiso.
Milord:
No veo dónde pone que metieron un gol. Falta algo de texto?
Saludos. A mí me ha pasado igual, me ha costado mucho entender esta pifia de Milord (es que el acento de Yorkshire es muy cerrado). Creo que Su Señoría ha interpretado «empataron» como «marcaron el gol del empate». ¿Puede ser, señor Milord? (Me refiero al segundo titular, que seguro que tiene un nombre, pero que desconozco).
Que paséis muy buen día.