Saludos cordiales, queridos concurdáneos:
¿Quién no la ha pifiado alguna vez en la vida? Cualquiera; equivocarse es de humanos. Pifias las hemos tenido de todas clases y colores, desde esas que pasan desapercibidas hasta aquellas que, una vez nos percatamos de la metedura de pata, deseamos fervientemente que nos trague la tierra. Pero, tal como dije antes, son errores perdonables para las personas de a pie.
¿Pero qué ocurre cuando son cometidas, y además quedan negro sobre blanco para constancia innegable ad perpetuam, por aquellos profesionales o medios de comunicación a los que se le supone por oficio una rigurosidad en el desarrollo de su trabajo? Hablo de redactores, periodistas y escritores que de vez en cuando van dejando algunas perlas por ahí repartidas ejemplos del desajuste del idioma o de supuestos conocimientos que ciertamente no lo son.
Esta sección he querido llamarla así porque pretendo que sea, con la colaboración de ustedes, una recopilación de pifias que son ejemplares porque son ejemplos de pifias pifias: en periódicos, libros, folletos, carteles…, en cualquier soporte de letras que puedan ser fotografiadas y llevadas a este estrado como prueba del delito.
Eso sí, se tienen ustedes que tomar el trabajo de hacerles la foto y volcarlas aquí. Bien, si eso excede a su capacidad operativa o sencillamente son ustedes unos flojos, pueden aportar aquellas pifias flagrantes que han pasado a la historia de puntillas. Por ejemplo: ¿recuerdan aquello que escribió nuestro paisano de D. Robin y mío ‘cuando clavas en mi pupila tu pupila azul’? ¿Hay pifia o no hay pifia ahí?
Pues dejemos la teoría y vayamos a la práctica: ahí tienen la pifia inaugural de este hilo que es de todos ustedes. Díganme, ¿qué coligen al leer ese titular?
Buenos días:
No estoy seguro de que sea una pifia el caso que voy a exponer, razón por la que me gustaría conocer vuestra opinión al respecto. Se trata de la pronunciación que se hace en los medios de comunicación de algunos productos comerciales.
En los casos en que se trate de artículos de importación, entiendo que es tolerable que muchos de ellos no se pronuncien aquí conforme a las reglas generales de la acentuación. Por ejemplo, una marca de cerveza extranjera, de dos sílabas, que termina en berg, se pronuncia en todos los medios de comunicación como palabra llana a pesar de no llevar tilde en la primera sílaba. Supongo que esto es así porque la pronunciación en origen (Dinamarca) es con el acento en la primera sílaba.
Sin embargo, no sé si deberíamos ser tan tolerantes con algunos productos comerciales cuyos nombres son, a mi juicio, el resultado de modificar una palabra o un prefijo de nuestro idioma y hacerlo terminar en «x» o en «c» en la mayoría de los casos. En este capítulo estarían marcas como _anex, _vax, _itrex, _eflex, _armalastic, etc., sin olvidar ese complex que actúa como adjetivo en un buen número de fármacos fabricados por laboratorios tanto extranjeros como españoles. Es más, se dan casos en que se tilda el nombre del producto pero no el adjetivo, como en _infatós complex entre otros.
Entonces, en este último caso, ¿deberíamos pronunciar esos términos según la normativa de la Academia (como palabras agudas) o bien, por el hecho de tratarse de marcas comerciales, y sólo por eso, deberíamos hacer la vista gorda? ¿Qué opinan ustedex?
Un abrazo. 🙂
Hola, Robin:
El que nos traes me parece un tema apasionante a la par que complejo (uy, qué fallo; quise decir complex …). Lo primero que me ha venido a la cabeza es «airbag», término que discutimos extensamente en este café. Ya conocéis mi opinión: si se trata de una pronunciación tan asentada como en este caso debería primar esta y adaptarse mejor la grafía. Creo que es más fácil corregir cómo escribe la gente que corregir cómo la mayoría de hispanohablantes pronuncia un determinado extranjerismo. En fin, que la sensación que tengo es la de no saber a qué atenerse en algunos casos; siento que no se mantiene una línea única, lo que probablemente esté causado por la complejidad del asunto. También me he acordado de nuestros híbridos los gerundings.
No me enrollo y paso a tu pregunta. Tienes toda la razón en que este fenómeno se da frecuentemente en nombres de medicamentos. Yo he estado tomando uno que simplemente añadía max al nombre comercial y que, por esto (se supone que es más potente), no lo cubría la Seguridad Social. Creo que sí hay algo de permisividad general con nombres propios, o más bien se piensa que es menos «grave». Para mí está claro que para vender más es mejor que suene a inglés, lo que muchos consideran que es más fino, eficiente o interesante.
Ojalá vengan pronto más opiniones.
Buenaaas:
Hace un rato me topé por casualidad con la palabra hexágono que, como sabéis, es el nombre que se le da al polígono de seis lados. También diré como curiosidad (para el que no lo recuerde) que es la forma que tienen los franceses de referirse a la parte continental de su país, por la misma razón que nosotros llamamos a la parte peninsular de España «piel de toro». Y dicha esta nadería, voy directo al grano:
Yo he utilizado durante toda mi vida, y más que nada en los años de estudiante, el término exágono para referirme al citado polígono. Lo habré escrito –sin hache– cientos de veces. E incluso recuerdo que me molestaba un poco el verlo escrito con hache, no sé por qué (manías mías). Bueno pues resulta que al preguntar en el DLE por exágono me contesta éste que esa palabra no está registrada en el Diccionario. Y lo mismo me ha dicho respecto a exagonal. (¿Habrase visto?).
Como es lógico, me he quedado ingratamente sorprendido por esas eliminaciones, y yo creo que hasta algo compungido, jeje. Por eso he ido raudo a buscar consuelo en el DUE y en el Espasa-Calpe donde, afortunadamente, he comprobado que están aún vigentes (en ambos) las palabras exágono y exagonal. Menos mal. Además, he acudido a la edición 21.ª del DRAE (de la que tengo un ejemplar en papel; a vuestra disposición) y he visto que también figuran esas dos palabras como variantes ortográficas de hexágono y hexagonal.
En fin, decidme algo, que todo lo estoy hablando yo. ¿Os parece una buena medida la exclusión de nuestro léxico de esas palabras? Sí, ya sé que su etimología latina es con hache, pero aun así lo encuentro extraño, ya que las palabras que desaparecen del Diccionario son aquellas que durante un tiempo figuran con la marca desus. (y este no es el caso) y más tarde, si realmente no se usan, las suprimen completamente. ¿Pero que desparezcan como por ensalmo…?
Decidme lo que pensáis sobre el particular y también si conocéis casos parecidos a este. Como suele decir, Blasita: «Agradezco cualquier aportación sobre este tema». 🙂
Buenas noches tengan ustedes.
Hola Robin:
No puedo comentar sobre el uso de exágono/hexágono ni mucho menos sobre la decisión de la Academia pero sí que recuerdo una decepción similar. A mí, en el cole, me enseñaron que una figura de siete lados era un «septagon» y lo creí, claro. Al enterarme de que dicho polígono en español empezaba por hache y no por ese, volví a comprobar el término en inglés, por si la memoria me fallaba. Descubrí que la palabrita que yo había aprendido se consideraba «inferior» o «proscribed» ya que era una mala mezcla de latín y griego. Sin embargo, no puedo evitar tenerle más cariño a «septagon» que a «heptagon». Resulta que los recuerdos de la infancia lo son todo. 😉
¡Buenaaas, Robin!
Gracias, leyéndote siempre se aprende algo. Aunque pueda parecer algo inculta, no sabía que los franceses llamaban «hexágono» (o «exágono») a la parte continental de su país.
Yo también he usado sobre todo «exágono» y la escritura sin hache de esta palabra era habitual en mi época. No entiendo por qué la RAE quita del diccionario, así porque sí, una escritura alternativa de una palabra: ¿sólo porque no se usa ya o por otros motivos que desconozco?
Saludos cordiales
Buenas noches, Robin, Monic y todos:
Que yo recuerde, he escrito siempre hexágono, Robin, aunque sí que también he visto usar bastante exágono, especialmente hace tiempo.
Ante lo que planteáis, Robin y Monic, con respecto a la desaparición de términos o grafías del Diccionario, tengo que decir que a veces yo también me siento algo perdida. Naturalmente que el uso tiene un papel fundamental en el idioma, pero a veces tengo la impresión de que estamos en un momento en el que «simplemente vale todo lo que se use» y pienso que la RAE y demás Academias deberían velar por el mantenimiento de unas reglas ortográficas claras y consecuentes. Como bien apuntas, Robin, no todas las palabras pasan por un «desusado» antes de desaparecer del Diccionario. Y todo esto me lleva a algo que me lleva rodando hace algún tiempo: por qué unas veces sí y otras no y por qué no se puede hacer respetar la norma general existente en cuanto a grafías. Personalmente, y hablando ya en general, he notado un cambio significativo en la política de la RAE y demás Academias, en el sentido de haber pasado de una excesiva rigidez a una demasiada flexibilidad e inconsistencia en algunos casos.
Un saludito.
Buenaaaaas (Qué horror de saludo, aunque sea concesión de cortesía; no casa con mis modales):
Querido D. Robin, yo fui al mismo colegio de nuestra Blasita. Yo también escribí todo aquello que tenía seis cosas de algo (ángulos, lados, caras, átomos de carbono, campeonatos de futbol…, lo que fuera) con hache. Lo mismo que cuando tienen siete, también con hache. Mire lo que dicen al respecto al preguntarle los señores de esa fundación que se unta con la punta de un cuchillo sobre un panecillo:
http://www.fundeu.es/consulta/exagono-o-hexagono-1354/
Alegan que desde «hace siglos” se escribía así, se entiende que de forma aceptada y asumida por su uso. Fuera de norma y etimología. Se me ocurre pensar quién sería el que cometió esa auténtica pifia ejemplar, falta ortográfica flagrante en su época, al escribirlo por primera vez y que coló entre la población lectora no tan cultivada y carente de recursos para contrastarla. O sea, como pasa siempre.
De todas formas, coincidirá conmigo (¡solo por esta vez!) que siempre es conveniente diferenciar qué cosa tiene seis lados de otra que tiene un trillón.
Saludos cordiales y recuerdos para Will.
Buenos días:
Muchas gracias a este magnífico cuarteto (o cuadrilátero, ya que estamos con la geometría) que forman, Nibbles, Monic, Blasita y Milord, por sus sabias respuestas. 🙂
Es cierto, Nibbles: se trata de un caso similar al que yo he planteado, pero con más razón de ser, puesto que si bien exágono no tiene una «defensa» etimológica (sólo tiene la de un uso muy extendido), septagon sí la tiene, por más que la tilden injustamente de «inferior», pues no creo yo que el hecho de asociar los dos grandes pilares de nuestra lengua sea una «mala mezcla».
Buenaaas, Monic. Me alegro de que coincidamos doblemente en este asunto, es decir, en lo referente al uso de exágono (con lo cual, este partido va por el momento con empate a dos) y respecto a que tampoco te ha gustado que elimine el DLE esa palabra de su repertorio. Pero yo estoy convencido de que no es la falta de uso el motivo de su repentina exclusión.
Es cierto, Blasita, a mí también me parece que no hay un criterio fijo en la Academia a la hora de decidir qué palabras han de considerarse en desuso, cuáles eliminar y qué otras hay que mantener. Sin ir más lejos, en el caso de los polígonos (no sólo del exágono / hexágono), el DLE sigue manteniendo que, además de sustantivos, son adjetivos. Y, no sé, pero yo tengo la impresión de que su función como adjetivos está en desuso (desus.) o apenas se utiliza (p. us.) A no ser que yo no haya captado que todavía se dice con total normalidad, por ejemplo, este terreno tiene forma triángulo, en vez de tiene forma de triángulo (sust.) o bien tiene forma triangular (adj.).
El mismo ejemplo serviría para otros polígonos, incluso para la propia palabra «polígono», que el DLE también considera que es un adjetivo a pesar de que existe el término «poligonal». Y fíjate, Blasita, en que en la página de triángulo cita el DLE 12 casos de uso (entre los que figura hasta el triángulo amoroso, jaja) pero «casualmente» se refieren todos a esa figura geométrica como sustantivo, no como adjetivo. Y esto ya te hace sospechar de que, como se decía antes con frecuencia, vamos en tres cilindros.
De acuerdo, don Milord, exágono no tiene un agarre etimológico, como ya dije, pero el uso continuado que ha tenido durante siglos esta palabra –según afirma la fundéu – parece un bagaje más que suficiente para que la Academia la trate con cierta consideración, en vez de expulsarla del campo de juego con tarjeta roja directa. Y es que no sólo se ha utilizado durante siglos, sino que continúa en uso con toda normalidad, como lo demuestran las más de 40.000 entradas que aparecen en google de «exágono» y la friolera de más de medio millón de la palabra «exagonal». ¿O es que en el edificio de la Academia que usted nos mostró hace unos días no tienen wi-fi? (Es broma, no lo tenga en cuenta) 🙂
Por todo lo dicho, sigo convencido de que este comentario está bien ubicado en esta sección.
Que tengáis un buen día. Abrazos.
Lo que traigo es una pifia de acentuación. Hace tiempo que la percibo en mi entorno, pero no me había atrevido a comentarlo aquí hasta hoy. No sé a vosotros, pero a mí me encanta el queso camembert y lo compro a menudo. Pues bien, no hay vez que el vendedor de turno no lo pronuncie como esdrújula: cámembert, supongo que por darle cierto aire inglés, aunque no sé por qué si el queso es de origen francés.
¿Habéis observado vosotros algo así en alguna ocasión? Yo ya he desistido de corregirlo porque no veo ningún resultado, así que temo que le cambien el nombre en un futuro si esto se mantiene y se propaga…
Que tengáis buen día de san Esteban.
Disculpa la tardanza en responder a la cuestión que nos lanzaste el día de san Esteban del año pasado sobre camembert, Madri. Yo he oído ambas pronunciaciones, aguda y esdrújula, aunque es esta última la que yo uso y la que oigo mucho más habitualmente por estos lares: /kámembert/.
Y, además, vengo a esta entrada de Milord con una carta, una que ha sido ampliamente difundida y comentada en los medios de comunicación españoles y, en general, en Internet. La envió Puigdemont (Wikipedia) a Rajoy, actual presidente del Gobierno de España, el mes pasado. Muy comentados han sido sus errores gramaticales. Los extractos de la carta que cito podrían formar parte de otro juego de los errores, aunque en este caso son más bien dignos de pertenecer a esta conversación, como tales pifias ejemplares que a mí me parecen.
Aparte —que se escribe en una sola palabra— de los tres errores innegables que he destacado, yo haría un par de comentarios lingüísticos más sobre esta carta.
¿Recordáis las misivas preleectorales? Aunque está clarísimo que todos podemos cometer errores, a mí me sigue pareciendo lamentable que algunos políticos de este país (España) cometan tales errores en un lenguaje formal y escrito. Al pensar en el porqué de esta pifia de carta formal escrita por un político, al que se le supone una cierta educación y cultura y que es un representante del pueblo, se me ocurren un par de razones: que la lengua materna del Sr. Puigdemont sea el catalán y que no utilice tan habitualmente el castellano, que pudiera ser una transcripción errónea de su secretario/a, que sean simples erratas o que, por ejemplo, lo haya hecho para llamar la atención, que es algo que muchos políticos buscan para bien o para mal.
Un saludito a todos.
Buenas tardes:
Ah, pues yo tampoco me había fijado en ese comentario tuyo, Madri. Lo siento.
Sí, también oigo yo por aquí y por allá pronunciar el nombre de ese queso como palabra esdrújula más que como palabra aguda (llana no, por supuesto). Y no veo la explicación, ya que en este caso no se trata de una palabra que contenga esa maldita é acentuada francesa que tanto confunde a los españoles, como ocurre con el popular Astérix, que deberíamos pronunciarlo /Asteríx/.
Bueno pero el lío ha sido mayor con la palabra francesa élite, cuya tilde, como sabéis, indica que la e que la lleva se pronuncia, mientras que la otra e es muda «maomeno», osea: /elít /. Y al traerla para acá (seguro que por algún político presumido que sabría mucho ingles pero nada de francés) pasó con la grafía original élite, que ya sabemos cómo se pronuncia en español, y así continúa. Pero se ve que algún académico se dio cuenta del error y convenció a sus compañeros para que también se admitiese la forma elite, que algo más se parece a la de origen. Por eso tenemos dos por el precio de una. ¡Cáchis! ¡Otra vez me he enrollado más de la cuenta! 🙁
Respecto a la carta del President, no puedo entender, Blasita, que se den estas situaciones tan ridículas en asuntos tan serios: Hombre, que el señor Puigdemont (Montedemonte, que ya son ganas) no está enviando un whatsapp a su mujer para decirle que no lo espere a cenar…
Por otra parte, ¿para qué sirve la ingente cantidad de asesores que tiene la Generalidad? ¿Es que entre ellos no hay uno sólo que sepa escribir en el idioma oficial de toda España?
Será que están todos atareados en la redacción de la presunta papeleta de voto.
Además de lo que has indicado, Blasita, yo suprimiría el «pero» que va delante de «sin ningún resultado productivo ni satisfactorio». Otrosí, jeje: en cuanto a estos dos últimos adjetivos, me parece a mí que hay redundancia o perogrullada porque, ¿cómo va a ser satisfactoria una reunión de la que esperas un fruto que finalmente no te da?
Ustedes lo pasen bien. Un abrazo.