Hola, buenas:
Cuando hace unos días Milord (¿o deberíamos llamarlo Ourlord? je, je) escribió la entrada «Ineluctable» comprendí que acababa de crear una sección dedicada a traer y comentar en este blog palabras o acepciones de palabras que son poco usuales aunque la Academia las mantenga en su diccionario como de uso normal y generalizado.
Hay tantas, que podríamos convertir este sitiio en un blog monográfico, pero eso no es, naturalmente, lo que queremos. Por ese motivo, antes de plantear yo un asunto de este tipo (en la entrada siguiente) he dejado pasar más de una semana desde la citada intervención de Milord, a fin de que, como digo, haya variedad de temas en este blog.
Se trata de algo subjetivo, obviamente, ya que cada uno de nosotros tiene su propio léxico, de manera que lo que para unos resulta desconocido, para otros puede ser algo archisabido, y probablemente será a la inversa en otros supuestos. De todo modos, para exponer casos de esta índole hay que ser valiente (como yo 🙂 ) porque hay que comenzar por hacer públicas nuestras lagunas idiomáticas.
Es que los matemáticos son gente poco seria…, Robin. Se pasan la vida haciendo dibujitos en la pizarra, que solo ellos entienden.
Cuento y bicuento o cuento de cuentos, que también. Anda que…
Saludos
Estupendas vuestras aportaciones, Milord, Madri y Robin. Me voy a centrar en la de Robin. ¿Esa frase de la Lotería Nacional es medianamente actual, por favor? Es que a mí lo de cuento y bicuento por ‘millón’ y ‘billón’ me suena a uso antiguo, independientemente de que sean unos términos que se empleen en un campo determinado. Yo diría que hace ya ciento y pico años que (¿casi?) no se usa —que conste que lo digo sin haber investigado sobre ello—.
Saludito.
Qué susto me he llevado, Blasi. Antes de leer hasta el final tu mensaje, por un momento pensé que hacía ciento y pico de años que no la habías oído.
Eso me pasa por estar tanto tiempo en Babia, discúlpadme. :-0
.
La antigüedad de la frase de la lotería, Blasita, sólo es de un día, puesto que es una frase de mi invención.
Aunque podía haber puesto cualquier otro ejemplo, similar a ese, quería destacar la nula utilidad que le encuentro yo a esas palabras (con el sentido de millón y billón), puesto que, de haber sido usuales, seguro que alguna que otra vez me las hubiera encontrado a lo largo de mis años de estudiante o de mi etapa profesional, y eso no ha ocurrido jamás, ni una sola vez: no he oído nunca decir a un profesor ni he visto escrito en ningún texto de matemáticas que un cuento sea un millón. Además, he consultado en el CORDE y en el CREA, y la palabra bicuento no aparece (cuento sí, pero con otro sentido).
Pero es que, además, el uso de cuento como sinónimo de millón tiene el agravante de que puede dar lugar a frases ridículas, como la que yo escribí sobre la lotería. Y eso sucede porque en español se utiliza el mismo verbo –contar– para indicar tanto la acción de computar como la de narrar (cosa que no ocurre en otros idiomas).
Y ya está, no cuento nada más porque no se debe abusar de los amigos. 🙂
Mis disculpas, Robin y todos. Había creído que era un ejemplo real cuando era una manera inteligente de demostrar que la confusión puede ser hasta «graciosa». Una está más boba cada día que pasa. Gracias por aclarármelo, Robin.
Por cierto, Madri, yo también conocía «levógiro» y lo he visto usar en algunos libros, pero de uso común en el lenguaje habitual no es, no. Lo que sí me gustaría saber es por qué se mantiene en el Diccionario lo de «cuenta» y «bicuenta» con el sentido que ha mencionado Robin: ¿será que se usa en otros países?
Riscar, arriesgar, risco, riesgo, arrascar, resaca… Quién supiera latín para poner en cada cajón cada palabra, con permiso del árabe clásico que también anda por ahí metido. Buen campanazo esa respuesta de la RAE por culpa suya, Blasita. Secundo la opinión de que la tienen que temer como a una vara verde.
Y la palabra «levógiro», Madri la aprendí como contraria a «dextrógiro» hace años al hacer un trabajo sobre el LSD para subir nota en el cole. Je, cuando no existían la Wiki ni el copiar y pegar. (Aquello sí que era mérito). Y ya sabe a qué se arriesga si la usa en el mercado. Qué caritas le pondrían…
Adiós a todos.
Hola, Milord:
Gracias por su comentario. Voy a aprovechar para comentar yo algo importante sobre lo que ha mencionado; va por encima solo (disculpa, Robin, si me alejara un pelín del tema principal).
La RAE ha tenido siempre la amabilidad de responder a mis preguntas, como sé que hacen con el resto de consultantes. Y esto ya simplemente lo podría comparar con la única consulta que he hecho a la Asociación Mexicana de la Lengua, sobre este tema, de la que hace ya cuatro semanas y de la que no he recibido contestación alguna —ni a mi consulta ni a mi posterior correo—. Decir que confío en que contesten antes o después, porque no habría razón para no hacerlo.
Admito que puedo ser una verdadera pesada, pero mis preguntas no han tenido nunca otro objetivo que el de intentar ayudar a mejorar el conocimiento de nuestro idioma o las distintas obras académicas. Sé que el compartir estas contestaciones de la RAE a mis consultas en este sitio y en otros ha ayudado a muchas personas y la verdad es que yo me siento bien por ello. Estoy muy agradecida a la RAE por responder siempre —está claro que el mérito es suyo—, por su buena disposición y por su ayuda. Otra cosa es que no esté de acuerdo con todas y cada una de sus decisiones y actuaciones, pero ¿quién puede decir que hacer un diccionario como el DRAE, o una obra de tal magnitud como la NGLE, es una tarea sencilla? ¿Conocemos todos los criterios que se siguen o las imposiciones externas que existen? Tengo previsto abrir una entrada sobre estos temas, sobre todo enfocada al DRAE y a las variedades del español. Esto último creo que también, en algunos casos, puede tener que ver con el uso de las marcas de «poco usado».
Un saludo cordial.
Buenos días:
Blasita dixit:
« Admito que puedo ser una verdadera pesada, pero mis preguntas no han tenido nunca otro objetivo que el de intentar ayudar a mejorar el conocimiento de nuestro idioma o las distintas obras académicas».
Pues eso es un error de admisión, Blasita, puesto que nosotros entendemos perfectamente el objetivo que persigues con las consultas a la Real Academia. Y no solo lo entendemos sino que te lo agradecemos sobremanera porque esa labor altruista es un servicio que haces a los demás, a todos los que estamos interesados en llegar al fondo de las palabras y resolver multitud de dudas idiomáticas. Muchas gracias, pues, por tu dedicación y, como ya te dije una vez: ¡Duro con ellos!
Un abrazooo. 🙂
Muchas gracias a ti, Robin. 🙂 ¡Da gusto contigo (y con todos vosotros)! Un abrazo.
Vamos a ver, que D. Robin haya dejado sus entrenamientos – el torneo de Nottingham está a la vuelta de la esquina, no lo olvidemos- para esclarecer lo inesclarescente (digo yo) es obvio: Doña Blasi, me sumo a su opinión (la de él) de que no se apure, que por nuestra parte, dele leña al mono que es de goma. Que necesitamos de su espíritu inquieto como rabo de lagartija y que nos traslade después los resultados de sus indagaciones. Que es usted fuente de conocimientos. Y que no se desaliente, que si hace falta aquí estamos algunos para ayudarle a empujar.
…
…
Ea, ya está.
¡Muchas gracias a usted también, Milord! Pues seguimos adelante.
Volviendo al tema tan interesante que nos plantea Robin. Me temo que si fuera por mí, tendría que añadir cientos de palabras y acepciones como poco usuales. En fin, va un compuesto que, para mí, es un claro ejemplo de palabra cuya entrada del DRAE tendría que mostrar al menos ese «poco usado» —si no un «ant.» o un «desus.»—. A ver, si le dijera a un hombre que es un palabrimujer, ¿qué pensaríais?
Buenas noches a todos.