Buenas tardes:
Propongo la apertura de una nueva sección en la que vayamos incorporando entre todos palabras de nuestro idioma –de uso habitual– que nos parezca que tienen algunas características destacables por las que resultan curiosas, excepcionales, pintorescas o que representan, en general, casos fuera de lo común que, si bien no nos son ajenos, conviene recordar.
Para ilustrar lo anterior, voy a comenzar por el verbo yacer, que tiene algunas peculiaridades:
yacer (DLE):
1. intr. Dicho de una persona: Estar echada o tendida.
2. intr. Dicho de un cadáver: Estar en la fosa o en el sepulcro.
3. intr. Dicho de una persona o de una cosa: Existir o estar real o figuradamente en algún lugar.
4. intr.Tener trato carnal con alguien.
5. intr. Dicho de una caballería: Pacer de noche.
1. Se puede conjugar de tres formas distintas en tres modos verbales. Por ejemplo, para la primera persona del presente de indicativo es posible usar los términos yazco, yazgo o yago, hecho que se puede considerar excepcional porque existen pocos casos similares*.
Dicho sea de paso, esto facilitó al poeta la rima consonante:
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Antonio Machado. Campos de Castilla. Retrato.
2. Se usa referido a personas y raramente a cosas. En cambio, con el prefijo sub- se cambian las tornas porque subyacer se aplica a cosas y raramente a personas.
3. Contrariamente a lo que sucede con la mayoría de los verbos, este no tiene ningún sustantivo derivado que responda a «acción y efecto de yacer», puesto que yacimiento, como se sabe, no es una acción sino un lugar. Por lo tanto, esto supone una laguna en nuestro léxico que la Academia debería solventar**.
4. Es una de esas palabras que necesitan un contexto muy claro para ser correctamente interpretadas, puesto que al tener esas acepciones tan dispares… el disparate acecha. 🙂
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* Solo conozco los casos de su derivado subyacer, así como los de roer y corroer.
**No obstante, respecto a la acepción 4.ª, los juristas navegan tranquilamente por esa laguna: clic.
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Pues esta era la idea. Que pase el siguiente. 🙂
Un abrazo.
Hola a todos:
¡Anda!, resulta que era más fácil de lo que Madri y yo imaginábamos, Robin. Me encantan las adivinanzas, aunque no las resuelvo casi nunca. No te cortes y comparte con nosotros todas las adivinanzas que quieras, Robin, por favor.
Hay una palabra que siempre me ha parecido especial: impepinable. Recuerdo que cuando la oí por primera vez, hace ya bastantes añitos, pensé que era algo relacionado con los pepinos. Por esto y por lo que cito a continuación es para mí una palabra peculiar.
Fuente: El idioma como instrumento y el diccionario como símbolo. Julio Casares.
¿Sabíais que impepinable era una deformación de inopinable?
Un saludito.
Blasita, no sabía que «impepinable» venía por «inopinable». Sigo aprendiendo … :))
Mi palabra peculiar no va exactamente sobre las combinaciones de consonantes extrañas de Robin pero sí de una sola consonante que me choca en castellano, la «k» de por ejemplo «friki» y «okupa», supongo que será por lo que siempre nos ha transmitido Blasita de la RAE, porque se usan más con «k». «Friki» y «friqui» están en el DRAE pero «ocupa» no. Me solidarizo con Robin porque esta diferencia de tratamiento no sigue una lógica y hace que estemos perdidos.
¡Saludos!
Buenas tardes:
Estupenda caza, Blasita, la de este peculiar ejemplar que, aunque lo he oído muchas veces, no me imaginaba que pudiera ser una caricatura de inopinable; pero si lo dijo don Julio…
Además, impepinable forma parte de ese peculiar grupo –relativamente pequeño– de adjetivos que no tienen oposición, como yo digo, o sea, que existe el negativo, que en teoría niega lo que afirma el afirmativo, pero que como en la práctica no existe un afirmativo que afirme, aquel no tiene a quien negar. ¿Entendido? 🙂
En serio: por ejemplo, inopinable niega lo que afirma opinable, y eso ocurre con la mayoría de los adjetivos que tienen el prefijo in- (o sus variantes im- e i-); pero hay algunos como imborrable, imbatible, incansable… y también impepinable, que no tienen el afirmativo correspondiente, ya que no existen borrable, batible, cansable… ni tampoco, claro, pepinable. En fin, curiosidades del lenguaje, simplemente.
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Aprovecho para traer otra palabra que considero peculiar. Se trata del adjetivo pasible, que figura en el DLE como palabra de uso generalizado y con el significado de «Que puede o es capaz de padecer».
Comoquiera que era un término desconocido para mí, acudí al CREA con la convicción de que no tendría registrado ningún caso (ya se sabe: desde 1975) y me encontré con la sorpresa de que hay 32 documentos que contienen esa palabra, pero no con el sentido antiguo de sufrido, paciente o resignado que encontramos en el CORDE, sino formando parte de la expresión ser pasible de. Ahora bien, lo peculiar del caso es que todos los escritos son publicaciones hechas en América Latina: ninguna en España.
Predominan las frases que se ajustan al sentido que le da el DLE, es decir, que se refieren a hechos que son susceptibles de sufrir un mal desenlace, sobre todo alguna acción punitiva como, por ejemplo, ser pasible de sanción / de prisión / de recusación / de multa / de acusación / etc., pero también hay otros en los que se utiliza esa expresión aplicada a fines diversos, como por ejemplo ser pasible de amnistía / de tratamiento médico / de disfrute / de integración pacífica / etc.
En resumen:
–No parece que actualmente el empleo de pasible esté generalizado como indica el DLE, sino que solo se utiliza en Latino América, en donde es muy usual (la búsqueda en Google arroja más de un millón de resultados), si bien no figura en el Diccionario de Americanismos.
–Parece que el sentido restringido originario se ha hecho extensivo a cualquier circunstancia, razón por la que el significado actual de ser pasible de algo no es solo el de ser susceptible de sufrir algo sino el más simple y a la vez más amplio de poder ser objeto de algo (bueno o malo, para entendernos).
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Disculpad el ladrillo. Un abrazo.
EDITO:
Veo que nos hemos cruzado, Monic (bueno, me has ganado por un minuto, ¡cachis!). Gracias por tu participación y tu solidaridad. Por cierto: yo sabía que la Academia había admitido el término»okupa» (está bien porque se oye casi a diario), pero no que había hecho lo mismo con el verbo «okupar», que me parece que tiene menos uso. Bueno, pues quedo enterado. (Me hace gracia el desarrollo de toda la conjugación de «okupar» vista en el serio DLE).
Un abrazo.
Buenas tardes:
El adverbio tampoco ha sido definido en los diccionarios de la Real Academia desde su edición de 1780 hasta la de 2001 (22.ª) de este modo:
Otros diccionarios, como el DUE, el Clave o el Espasa-Calpe, lo definen actualmente de forma similar y dan ejemplos del tipo No vino él y tampoco su hermano / No ha venido y tampoco ha llamado por teléfono / Si él no va al cine, yo tampoco / etc.
Bien, pero desde hace algún tiempo, al adverbio tampoco se le está dando un uso distinto, además del que ha tenido durante siglos (y sigue teniendo), que es el de actuar de «suavizador» de lo que se ha afirmado antes. Y por este cometido extra que tiene ahora (tan diferente del otro) se puede considerar que es una palabra peculiar.
Unos ejemplos:
–Pepe, estoy preocupado por la crecida del río.
–Tampoco es para tanto, hombre.
–Has vuelto a llegar con retraso, Luis.
–Bueno, pero tampoco es tan tarde.
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Y ahora viene la sorpresa, señoras y señores: ¡Que la Academia ha estado esta vez al loro! Efectivamente, ese nuevo uso que los diccionarios antes mencionados no contemplan, el DLE lo muestra con total claridad. Vean:
(Saco una enhorabuena del cajón de nuestros juegos y se la doy a la Academia).
Abrazos. 🙂
Buenos días:
Traigo a esta sección la palabra calaña porque la considero peculiar en lo que respecta a su uso.
En efecto, este sustantivo femenino, que equivale a calidad, índole, clase, etc., no se sabe por qué ha caído el pobre en desgracia, de modo que cuando se opta por utilizarlo, casi siempre es para aplicarlo a casos que conllevan un sentido desfavorable.
Baso esta opinión personal en lo que he oído y leído durante años, opinión que ahora he visto refrendada por el repertorio de casos registrados en CREA desde 1975.
Este extraordinario banco lingüístico ha localizado, con la entrada «calaña», 161 textos publicados que contienen esa palabra (prensa, obras literarias, etc.); y dándoles un vistazo se observa lo que decía antes: su carácter negativo en la inmensa mayoría de los casos (en cualquier contexto, no solo cuando se habla de maleantes, degenerados, dictadores, arribistas, pícaros, terroristas, etc.).
En fin, no se le hace «justicia» a esta palabra, pero eso es lo que hay.
No obstante, como en todas las plazas hay valientes, voy citar a este escritor menorquín, premio Ramón Llull de novela en 1988, porque no se dejó llevar por la corriente y fue fiel a nuestra lexicografía:
En Canterbury se encontraba a maravilla. La alojaba la familia de un ilustre cirujano, estimado en la corte. Su consulta de Cockspur, en Londres, estaba siempre abarrotada de un mundo de la mejor calaña social. (Pudiendo haber escrito clase social).
Pau Faner. Flor de sal. Ed. Destino, 1986.
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Abrazos.
Buenas tardes:
En nuestro vocabulario hay un buen número de palabras que comienzan con las partículas anti- o ante-, definidas en el DLE de este modo:
Conviene recordar que algunas veces se utilizan mal, como en el caso frecuente de emplear antidiluviano cuando se quiere decir antediluviano.
Y sin más preámbulos, voy a proponer dos vocablos para que se incorporen a esta lista de «Palabras peculiares»: antifaz y antecristo.
La primera resulta peculiar porque es la única palabra entre las de uso común*, que yo sepa, en la que el prefijo anti- no indica «contrario a» sino «antes; delante«, razón por la este elemento podría haberse llamado antefaz:
Y antecristo es peculiar por la misma razón pero a la inversa, es decir, porque es la única palabra, que yo sepa, en la que el prefijo (o elemento compositivo) ante- no indica «antes; delante» (y por lo tanto no es equivalente a «a. de J. C.») sino «contrario a«:
.
Un abrazo.
*Antipara está en el mismo caso, pero no es una palabra muy común.
Buenos días:
Creo que melodrama (drama musical) es una palara peculiar porque, como Esaú, perdió su derecho de primogenitura.
Nació para designar las obras de teatro total o parcialmente musicales (conforme a su etimología, lógicamente) pero con el tiempo se le fue llamando también melodrama a las obras de teatro con argumentos emocionantes y sensibleros aunque no tuvieran ningún pasaje musical. Y de aquí, la palabra pasó a aplicarse también a escenas cotidianas con idénticos ingredientes sentimentales.
Lo peculiar es que al cabo de los años la acepción principal ha pasado a ser la «lacrimógena», y la original ha quedado desplazada hasta el punto de que para referirse a ella con garantía de que se entienda, hay que añadir el adjetivo musical, como puede comprobarse en el DLE (2.ª acepción), expresión que hasta hace pocos años hubiera sido una redundancia mayúscula:
DLE:
melodrama
Del gr. μέλος mélos ‘canto con acompañamiento de música‘ y δρᾶμα drâma ‘drama’.
1. m. Obra teatral, literaria, cinematográfica o radiofónica en la que se acentúan los aspectos patéticos y sentimentales.
2. m. melodrama musical.
3. m. Libreto de un melodrama.
4. m. Obra teatral, sin acompañamiento musical y con los rasgos del melodrama, que se desarrolló a partir del siglo XVIII.
5. m. coloq. Narración o suceso en que abundan las emociones lacrimosas.
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Un abrazo.
¡Buenas madrugadas! Hay una palabra que me parece peculiar porque se usa para presente, pasado y futuro: ahora. Ahora ha venido a verme. Ahora estoy trabajando en un proyecto sobre la línea 3 del metro de Sevilla (Robin, ojalá, sería interesante). 😉 🙂 Ahora cuando venga nos lo dirá.
Ahora pensareis es una tontería pero que me quiten lo bailao, jaja.
¡Saludos!
Buenos días:
Sí, Monic, estoy de acuerdo contigo en que ahora, además de con el significado de en este momento, también se usa como referencia a un pasado y a un futuro próximos*. Es una peculiaridad notable. Buen hallazgo, chica. 🙂
Además, el DLE lo corrobora:
Un abrazo.
* Aunque siempre hay alguien que no lo considera futuro próximo:
—Llevo una semana pidiéndote que arregles el grifo que gotea y siempre me dices «ahora». 🙂
Buenas tardes:
Otra peculiaridad —o al menos a mí me parece tal— es la que tienen las palabras cuya forma da la impresión de que poseen un determinado significado aunque realmente tienen otro distinto, como por ejemplo barbacana.
Fuente: REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.3 en línea]. <https://dle.rae.es> [28/08/2020].
Si no se conoce el significado de dicho término, se podría deducir por su aspecto en español que fuera una persona con barba cana o similar, sin embargo, nada más lejos de la realidad. ¿Conocen alguna otra palabra de este tipo?
Hay otros casos que no son tan evidentes, como marasmo —se podría pensar que tiene relación con el mar— o decálogo —daría la sensación de que han de ser exactamente diez normas o principios—.
Un cordial saludo.