«Ni qué niño muerto», habitual y familiar expresión usada para rechazar o despreciar lo que acaban de decirnos.
Cito algunos ejemplos extraídos del CREA:
1). La misa del esclavo, de Britto García (Venezuela):
«SABAS – (Agitándose, enfebrecido.) ¡San Juan! ¡San Juan Baricongo! (La agitación se vuelve un verdadero trance convulsivo, que recuerda, las contorsiones de los danzantes en los bailes de tambor.)
CLEOFAS – (Frotándose el pecho vigorosamente.) ¡Qué San Juan ni qué niño muerto! ¡Soy Cleofás, Sabás! ¡Tu compadrito!».
2). El embrujo de Shangai, Juan Marsé (España):
«- ¿Qué te pasa, Forcat? -dice el Kim.
– Nada. El micifuz.
– ¿Qué micifuz ni qué niño muerto? -mira a su alrededor sin ver nada»..
3). Aquellos años, Julio Feo (España):
«Cuando Manolo pudo articular una frase y decirle a Cholo: «Es que no había otros pantalones en la tienda», Cholo le contestó: «Pero qué pantalones ni qué niño muerto».
Hace unos días, leyendo Hombres buenos, de A. Pérez-Reverte, encontré, con el mismo significado e intención, «ni qué niño envuelto»:
«─La honestidad, ya sabe. Las costumbres…
─Qué honestidades ni qué niño envuelto. Sabe que no es ése el problema».
y, como no lo había visto nunca así, quise averiguar si era propio del lenguaje del XVIII, cuando transcurre la historia de la novela, y cómo y cuándo se dio el cambio.
Mis pesquisas me han llevado a descubrir que el Diccionario de la Academia, edición de 1734, recoge sólo «niño envuelto». Así se mantuvo un poco más de un siglo, porque es en la de 1852 cuando aparecen por primera vez las dos, juntas, como equivalentes. Y así se pueden ver hasta 1984 en que se registran por última vez, ya que en en el Diccionario de 1989 se elimina «niño envuelto» y queda en solitario «niño muerto» que se mantiene hasta hoy:
ni qué niño muerto
1. expr. coloq. U. en construcciones exclamativas introducidas por qué para expresar enfáticamente rechazo o desprecio hacia lo que se acaba de mencionar.¡Qué historia ni qué niño muerto! (DLE, edición digital).
Después de todas estas vueltas, sigo sin entender el porqué de la expresión y del uso que se le da. Qué sentido tiene mentar a un bebé fallecido, envuelto o no, en una expresión despectiva o de rechazo.
Se agradecerá cualquier comentario.
Hola Madri:
Me imagino que tiene que ver con lo del «cuento del tío» y el hecho de que muchas veces para pedir limosna piden prestado un bebé ¿y es para dar lástima?
Hola a todos:
¡Que estupendo tema, Madri! Es interesantísimo.
Recuerdo remotamente que el origen de esta expresión no está del todo clara, como en otros tantos casos. Conozco dos teorías sobre su origen:
1) Disputas de otros tiempos acerca de si los niños que morían antes del bautismo tenían o no que estar censados.
2) Una segunda teoría —pintoresca ella— sobre su origen la da A. Buitrago en su Diccionario de dichos y frases hechas. Una anécdota acontecida en una representación teatral:
Y puede que haya alguna más.
Recuerdo haber oído o leído que se entendía que un «niño envuelto» era un niño que había nacido y muerto antes de ser bautizado. (Irían al limbo, ¿no?).
En fin, a lo que vamos. Yo veo que es como otras tantas expresiones: ¡Qué hostia(s)!, etc.
Un saludito.
Muchas gracias por los comentarios, Chileno y Blasi.
Chileno, me ha sorprendido el tuyo porque las otras dos posibles teorías que aporta Blasi del bebé muerto antes de ser bautizado y la de la escena teatral me quedaban más cercanas.
¿A qué te refieres con lo del «cuento del tío»? ¿Es un cuento de verdad o tiene que ver con la mendicidad? Creo que los niños que llevan los mendigos a la fuerza han de estar drogados para que estén todo el día durmiendo.
Antes sí, pero los niños que mueren sin bautizar ya no pueden ir al limbo, Blasi, ahora quedan en manos de la misericordia de Dios.
Tenemos aquí una expresión que ha intentado adaptarse a las nuevas costumbres.
Sí que me sonaba que lo del «limbo» podía haber cambiado, pero no estaba segura de cuál era la situación actual. ¡Muchas gracias por tu comentario, Madri!
Hola:
Primero que nada eso de niño envuelto nunca lo había escuchado. Pero en todo caso tiene que ver con que es un niño muerto.
Esta vez voy a explicar mejor:
Una mujer sale a limosnear, pero no tiene niños. Se consigue un bebé prestado. ¿Quién no le da dinero a una mujer sentada en la calle que tiene un bebé en lo brazos? 🙂
Un buen día la mamá del bebé decide irse y por supuesto se lleva al bebé. Ahora nuestra limosnera no tiene a que aferrarse para sacarle más partido a la limosna. Cuando se le pregunta por el bebé, ella dice simplemente que se le murió. Ahora la gente que la conoció como madre y le daba dinero para que lo alimentara, ahora le dan más dinero por pena!
Es muy viejo el cuento ese.
El cuento del tío, generalmente son cuentos más elaborados pero la finalidad es la misma: sacarle dinero a los incautos.
En Chile por lo menos, se usa decir por ejemplo «que pantalones ni que bebé muerto/ni que ocho cuartos/a otro perro con ese hueso»
Eso se le diría por ejemplo a una persona que lo aborda a uno pidiendo un par de pantalos aduciendo algún tipo de cuento que uno no se traga. 🙂
Está mejor así?
Saludos.
Muchas gracias, Chileno, muchísimo mejor 🙂 , ahora está muy claro.
Diría que tu teoría le viene de perillas al uso que se le da a la expresión.
Un abrazo
Gracias, Madri.
🙂
Buenos días:
Entretenido que estaba yo con un excelente crucigrama de Madri, me había perdido esta excelente entrada de Madri. Me ha gustado mucho porque no tenía ni la más remota idea del origen de la expresión ¡…ni qué niño muerto! (y el hecho de haberla oído muchas veces no me había movido nunca a indagar sobre su procedencia), y ahora ya estoy perfectamente enterado, ea, gracias a la sapiencia del trío Madri/Blasi/Chile. 🙂
En cambio, la del niño envuelto no la había visto u oído antes. Y eso es porque, entre otras, no he leído la citada novela de Pérez Reverte, quien, por cierto, parece que es muy amante de utilizarla: aquí sale otra vez. No obstante, si damos por buena la referencia de google, se puede decir que la del niño envuelto se utiliza muchísimo menos (1.390 entradas) que la del niño muerto (22.900 entradas).
Con respecto al origen de la última, en esta página se expone una teoría –la del niño del Palacio de Linares– que la podemos sumar a las dos que ha aportado Blasita. También se citan ahí otras expresiones alternativas.
Pasadlo bien, hacedme el favor. Un abrazo, majetes.
P. D.: Tampoco sabía yo que habían clausurado el limbo.
Holas 🙂
Encontré este caso de una obra de mi país, (curiosamente el único que registra el CORDE):
En mi región es más usual la expresión «qué (aquí va lo que se rechaza), ni qué ocho cuartos» que seguro conocen ustedes y funciona igual: «-Se trata de un complot, mi general, pero seré implacable. -Qué complot ni que ocho cuartos, haga algo para que esos carajos dejen de pelear» (Vargas Llosa, La ciudad y los perros).
Un abrazo y a seguir bien
Robin:
Todo eso que escribí es lo que me imagino, y no es a ciencia cierta….
La ciencia está hecha de imaginaciones que la gente tiene. 🙂