Buenos días:

Supongo que todos hemos presenciado alguna vez una situación como esta o similar: Desde el escenario, una persona que ha comenzado a dar su discurso, de pronto hace una pausa y pregunta: ¿Los del fondo de la sala me escuchan?

Probablemente el orador ha querido saber si llega su voz a los que están en las últimas filas (oír). Y sin embargo, lo que sin querer ha preguntado es si los de esas filas últimas están poniendo atención a lo que él dice (escuchar).

La diferencia entre oír y escuchar queda muy clara si en las definiciones del DLE tomamos solamente estas acepciones:

DLE:
oír
1. tr. Percibir con el oído los sonidos.
_____

DLE:
escuchar
1. tr. Prestar atención a lo que se oye.

No sé qué ocurre en otras zonas, pero en mi región se utiliza muchísimo el verbo escuchar con el significado de oír: No te escucho bien, Pepe: hay interferencias.- Dicen que anoche hubo tormenta pero yo no escuché nada.

Hombre, me gustaría que mis paisanos se corrigiesen y aplicaran correctamente estos dos verbos, pero eso es imposible. Entonces, ¿qué se podría hacer para que ellos dejasen de estar en «fuera de juego» lingüístico?

No veo otra solución que pedir a la Academia que amplíe la definición de escuchar mediante una nueva acepción que diga:
4. tr. And. Oír.

Para ello, se podría apelar a que esto tal vez no sea un barbarismo sino el mantenimiento de un uso antiguo de la palabra, que es distinto. He pensado en esa posibilidad al leer esta nota que publica el DUE:

NOTAS DE USO
Se emplea con frecuencia ‘escuchar’ con el significado propio de ‘oír’: «Habla más alto que no te escucho». Aunque esta indistinción existió ya en el español clásico (Garcilaso, Cervantes) y hoy está muy extendida en el uso popular, en el de los medios de comunicación y se encuentra incluso en algunos autores cultos, es deseable mantener la diferencia de significado entre ambos verbos.

Bien, no digo que eso no sea deseable pero resulta que estos dos verbos no son tan diferentes como pueda parecer por la presentación (incompleta) que antes he hecho de ellos, ya que en realidad tienen un amplio campo semántico en común, y eso influye lógicamente en que a veces se intercambien indebidamente.

En efecto, el verbo oír tiene su campo de aplicación particular (percibir algo sin pretenderlo; por ejemplo un ruido), pero además otro campo que coincide casi al completo con el de escuchar, que también implica «prestar atención» a lo que se dice o hace. Y esto lo avalan las acepciones 2, 3, 4 y 5 de oír, que no tendrían sentido si no se prestase atención:

DLE:
oír
2. tr. Dicho de una persona: Atender los ruegos, súplicas o avisos de alguien, o a alguien.
3. tr. Hacerse cargo, o darse por enterado, de aquello de que le hablan.
4. tr. Asistir a la explicación que el maestro hace de una facultad para aprenderla. Oyó teología. Oyó al catedrático.
5. tr. Der. Dicho de la autoridad: Tomar en consideración las alegaciones de las partes antes de resolver la cuestión debatida.

En definitiva, creo que esta suma de circunstancias justificaría la propuesta que antes hice de añadir una acepción al lema escuchar. Pero rectifico en cuanto a ponerle la marca And., ya que según la nota del DUE, parece que está tan extendido que no precisaría ninguna marca.

Ni que decir tiene que os agradecería cualquier comentario sobre este asunto.

Saludos cordiales.