A vueltas con los participios y los adjetivos, compruebo que en español no hay más que tres verbos que conservan el doble participio: uno regular y otro irregular.
Imprimir: imprimido e impreso.
Freír: freído y frito.
Proveer: proveído y provisto.
Así se puede ver en el apartado de Consultas frecuentes del Diccionario de la RAE.
http://www.rae.es/consultas/dobles-participios-imprimidoimpreso-freidofrito-proveidoprovisto
Consultando el DLE por otro tema, me encuentro con que en la conjugación de los verbos maldecir y bendecir aparecen estos con dos participios, maldito/bendito y maldecido/bendecido.
En el Diccionario panhispánico de dudas (2005), dicen que maldito y bendito se usan hoy solamente como adjetivos y, de ellos, solo bendito/ta también como sustantivo. No son, pues, participios.
Me pregunto por qué entonces siguen apareciendo en el DLE (2014), actualizado en 2017, como dobles participios en la conjugación de los verbos maldecir y bendecir. ¿Os parece que podría ser este un motivo de consulta a la RAE? ¿Sabéis si hay algún motivo que aconseje mantenerlos?
Un abrazo a todos.
Buenas tardes, Madri y todos:
Empiezo con una cita:
Fuente: NGLE, apartado 4.12j, pág. 243.
Madri, este tema es igual o más interesante como todos los temas que nos planteas, gracias.
Es un hecho que el DPD de 2005 (el último) es un recurso lingüístico que ha quedado obsoleto en algunos temas y que la Ortografía y la NGLE han tomado cartas en el asunto. Aunque lo cierto es que los diccionarios nunca pueden tener una versión definitiva debido a que los idiomas evolucionan continuamente, creo que el DLE, la última edición del diccionario de la RAE, está en algunos casos lejos de estar completamente al día. Como se ha decidido que este diccionario se actualice de manera virtual, será fácil que incorpore lemas y acepciones: estoy segura de que vamos a mejor.
Un abrazo.
Buenos días:
Muchas gracias por vuestros interesantes planteamientos, Madri y Blasita.
Por mi parte, solo me cabe reiterar lo que manifesté hace unos días en la entrada de impasse, en el sentido de que los que aspiramos a hablar nuestro idioma correctamente estamos desencantados porque de las «fuentes del saber lingüístico» no manan aguas del todo claras (perdonad la pedantería). Y no en contadas ocasiones, sino en multitud de ellas.
No quiero ser demasiado duro con la labor de la Academia pero no puedo conformarme con lo que hay cuando observo la ausencia de criterio en casos como el que estamos tratando, en el que el DLE dice que bendito es participio, el DPD sostiene lo contrario, y la NGLE indica simplemente que «se prefiere bendecido» como participio. No me parece serio.
Para citar otra incongruencia no necesito ir muy lejos porque me voy a quedar en una página del DPD que habéis citado en vuestros comentarios, concretamente en la del verbo maldecir, donde encuentro que hay una contradicción añadida respecto a lo que indica el DLE. Me refiero a cuando el DPD dice:
(La aclaración entre corchetes es de otro párrafo).
Bien, pues yo entiendo que esa afirmación sería correcta si maldiciente sólo tuviera la acepción citada (‘que maldice’), pero como tiene una segunda acepción que es: «2. Adj. Detractor por hábito. U. t. c. s.», y detractor es el que desacredita y difama (también según el DLE), la conclusión es que maldiciente y maledicente pueden ser sinónimos, en contra de lo que afirma el DPD.
Con esto quiero indicar que tal vez sería conveniente recopilar todos los casos que hemos detectado y comentado en distintas entradas, y presentárselos a la RAE en bloque como presuntas contradicciones entre el DLE y el DPD, a fin de sugerirles que tomen una decisión: subsanarlas de inmediato, o bien declarar lo que ha indicado Blasita, es decir que «Es un hecho que el DPD de 2005 (el último) es un recurso lingüístico que ha quedado obsoleto en algunos temas» y, por tanto, que se deje de consultar hasta que pueda ser actualizado.*
Un abrazo.
Y si para ello necesitan más personal, el Café de Blasita en pleno se ofrece para echar una mano. 🙂
Buenas tardes, Robin:
Fijaos, el caso es que el DPD lleva tiempo anunciando que está siendo actualizado. Si no recuerdo mal, el aviso estaba situado en la parte superior de la página de este diccionario, más destacado; actualmente, se incluye el siguiente aviso en la barra lateral derecha:
No parece tan fácil y rápido actualizar una gran obra como esta. Hay que tener en cuenta que las veintidós academias han de consensuar las modificaciones, inclusiones o exclusiones y, cómo no, no hay que olvidar los gastos derivados del trabajo necesario para hacerlo. Aunque yo también pienso que se debería dar preferencia a estos asuntos y hacer todo lo posible por mejorar cuanto antes, tengo que decir que no me gusta cuando determinadas personas atacan a la RAE en particular y por sistema. La contribución actual del Estado español es más o menos de un veinte por ciento y, por lo tanto, la RAE se financia básicamente por sus propios medios —empresas y particulares—.
Madri, creo que estaría muy bien que se lo plantearas a la RAE. Mi impresión es que van a dirigir la respuesta a la conservación de esos participios en la literatura antigua y aludir a la continua actualización de las obras. Como he dicho en alguna otra ocasión, me parece que sería importante decidir, por ejemplo, si el DLE debe incluir palabras poco usadas o desusadas con referencia a lengua actual, y actuar en consecuencia. La RAE posee un diccionario histórico, que necesitaría mejora, así como un mapa de diccionarios, que nos permite consultar la evolución de un término desde el primer Diccionario hasta el más reciente.
Lo dejo aquí, que no quiero aburrir más al personal.
Un saludito.
Buenos días:
Muchas gracias, Blasita, por tus comentarios acerca de la dificultad que supone para la Academia mantener al día una fuente de consulta de la envergadura del Diccionario Panhispánico de Dudas (en adelante, como se dice en los contratos, DPD 🙂 ).
No obstante, siento que no estemos totalmente de acuerdo en la manera de enfocar este problema –que me parece muy importante– debido tal vez a esa generosidad que tú tienes y que a mí me falta a la hora de enjuiciar la labor que realizan los señores académicos. Por ello no puedo ni debo (no sería leal a mí mismo) evitar el exponer aquí mi opinión, que manifiesto con todo respecto y afecto.
Mi punto de vista coincide en parte con tus argumentos, ya que la carencia de medios para la realización de cualquier obra podría en algún caso ser un eximente en cuanto a su falta de rigor. Pero, además de pensar en la Academia, entiendo que hay que situarse en el lugar de los usuarios, es decir, en la piel de los millones de personas que seguimos sus directrices para comunicarnos día a día en el idioma español, y que por supuesto queremos hacerlo correctamente. Pero por lo que se ve, esto último tendrá que esperar.
Para mí, una guía que lleva muchos años sin actualizarse, sobre una materia cambiante como es esta, no puede ser fiable. Me parece que si nos ponemos mentalmente algunos ejemplos convendremos en que esa afirmación no tiene vuelta de hoja. Y si algo no es fiable, lo más sensato es que los responsables lo cierren, al menos temporalmente, porque su uso puede inducir a error a muchísimas personas. Y no es de recibo que después de cada consulta al DPD haya que acudir sin falta al DLE para comprobar si éste confirma lo dicho por aquél, o lo desautoriza.
Por otra parte, creo que las irregularidades que se detectan con frecuencia en estas obras lexicográficas, no siempre son fruto de la falta de medios económicos sino de decisiones tomadas por la Academia que son –cuando menos– discutibles, muchas de ellas ya comentadas y debatidas en este foro.
No quiero ser irónico ni irrespetuoso pero los hechos son los que mandan, de modo que, en la situación actual, la palabra Dudas que lleva el nombre del repetido diccionario podría aplicarse a la incertidumbre que le queda al usuario después de consultarlo. Es una realidad.
Pero con independencia de todo lo dicho, tengo que reconocer que he podido ser demasido duro en muchos de los comentarios que he hecho en este foro relativos a la Academia, y por ello retiro descalificaciones como «Desatinos de la RAE» y otras similares, que he vertido con excesiva ligereza.
Un fuerte abrazo.
Buenas noches:
Te agradezco muchísimo, Robin, que debatas conmigo sobre este asunto. Aunque no quiero alargar este tema mucho más —por respeto a Madri, autora de «dobles participios», y a los lectores en general, para no alejarnos del tema principal de esta conversación—, sí me gustaría aclarar algo de lo que dije anteriormente. Me gustaría decir, primeramente, que en este Café se admiten toda clase de comentarios hechos con respeto, sean positivos o negativos, acerca de la RAE, cualquier otra institución o tema. Robin, personalmente considero que hablar de «desatinos de la RAE» o similar es una mera opinión y es perfectamente respetable. Mis comentarios sobre determinadas personas que atacan a la RAE, solo a ella —la RAE pertenece a la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), con quienes consensúan obras académicas— y por sistema —continuadamente y la mayor parte de las veces sin sentido— no se refiere en ningún caso a ti o a ni a ningún colaborador de este sitio, sino a campañas orquestadas por unas pocas personas que escriben en Internet, quienes no aceptan opiniones que no sean las suyas y llegan a actuar mal contra los que no siguen sus directrices. Asimismo, mi comentario sobre la financiación de la RAE no intentaba disculpar a la RAE, sino que viene por otros derroteros. Voy a parar aquí, que me embalo.
Totalmente de acuerdo, Robin, Yo me he «peleado» bastantes veces con la RAE en privado por todo esto.
Y acabo. Entiendo, y en cierta manera comparto, lo que dices con respecto a cerrar el DPD hasta que no se complete su actualización. Sin embargo, no creo que las discrepancias con otras obras más actuales sean tantas como para tomar una decisión tan drástica y dejar a muchos consultantes sin poder beneficiarse de los muchos artículos que no han cambiado. Lo que yo sí haría sería ampliar y destacar más el aviso que aparece en el DPD, el que mencioné en mi anterior comentario.
Gracias de nuevo, que sabéis que Blasita disfruta mucho de estas cosas. Otro abrazo para allá.
Buenos días:
Es un lujo, Blasita, eso de «desayunarse» con una exposición tuya, y más si se trata de un tema que realmente te preocupa y que sin duda te apasiona, razones por las que resulta tan convincente. Muchas gracias.
Quiero pensar que el problema sobre el que hemos conversado y que con los medios actuales no tiene fácil solución, podrá resolverse con la llegada del diccionario digital en el que, si no va a tener limitación de espacio como dicen, cabe esperar que cada una de sus páginas sea, nunca mejor dicho, «un libro abierto».
Un abrazo. 🙂
Esto no va de participios, pero sí de las cosas que se están dando «por válidas» (porque se documentan en textos «sobre todo de autores americanos») aunque «todavía son minoritarias» y aún no aparecen en el DLE. Me refiero a escribir los números así: : treintaicinco, cuarentaitrés, cincuentaiocho…
Tradicionalmente, los números que componen las decenas, a partir del treinta, se han escrito con tres palabras . Así, tenemos treinta y uno, cuarenta y seis, cincuenta y dos, sesenta y ocho… noventa y nueve…, pero me da la impresión de que, con el empuje que tiene el español americano y los medios de difusión que existen, dentro de nada va a ser habitual verlos escritos en una sola palabra.
No sé vosotros, pero yo empiezo a pensar que el lenguaje ‘inclusivo’ no va a tardar nada en ser «válido» también.
Buenas:
Madri dijo:
Yo creí que la Real iba a mandar a paseo al político que ha promovido ese dislate, pero después de leer esta noticia se me han abierto las carnes y no hay forma de suturarlas:
Como diría el Forges: Vida esta, oyes.