Hoy toca el comisario Brunetti, de Donna Leon, autora norteamericana que fue a Venecia en 1981 y no permite que estos libros se traduzcan al italiano, pues parece ser que quiere ser anónima en Venecia. Voy a expresar mi opinión sobre los libros y la serie de televisión.
Creo que, en general, los libros superan muchísimo a las series de televisión. He leído todos sobre el comisario Brunetti y la verdad es que, así como la serie de televisión del comisario Montalbano era mejor que los libros, en este caso no es así. Creo que la saga de Brunetti no refleja el «espíritu italiano». Pero también tengo que decir que la serie Brunetti es más intelectual y culta.
Saludos. A ver si alguien se anima y comenta sobre este tema.
Hola, señorita luz, qué bien que haya abierto tema nuevo. Y qué lástima que yo no pueda ayudar en esta ocasión puesto que este comisario es totalmente nuevo para mí. Pero seguro que habrá gente más despabilado que yo que esté al tanto del asunto que sabrá aportar jugosidades sobre el tema.
Muchos cordiales saludos.
Hola, Luz y Milord:
Qué casualidad porque, aunque no he visto la serie de televisión, sí que recientemente he empezado a leer un libro de Donna Leon que es de la saga de Guido Brunetti: Death at La Fenice (Muerte en La Fenice). Es de 1992, o sea que, según he visto por ahí, es la primera novela de esta serie. Cogí al azar una de esas novelas de segunda mano, en versión original, que tengo en mi biblioteca con el fin de leerla durante estas vacaciones, pero al ser estas tan cortas y animadas, no he avanzado mucho en la trama.
Creo que hay un personaje que aparece al principio de esta novela en el que la escritora puede haber plasmado parte de su vida. La secretaria y amiga de la soprano, estadounidense, rechaza la oferta de Brunetti de hablar en inglés porque sabe italiano, e incluso veneciano, perfecto (It would be easier if we spoke in Italian,’ the American said, speaking for the first time and using an Italian that displayed not the least accent. […] ‘Unless you’d like to speak in Veneziano,’ …). También porque la casa donde viven ambas está situada en una zona nada turística y nada conocida de Venecia; ni siquiera muchos lugareños conocen a esta pareja. ¡Y aquí me he quedado! Como digo, estoy aún en la primera parte del libro.
Es curioso que, al menos en la versión en inglés, Donna Leon intercale palabras del italiano (Signora, etc.). He leído un par de entrevistas que se le hicieron a la autora y —como tú dices, Luz— Donna Leon no quiere ser alguien conocido en Venecia, la ciudad donde vive. No incluyo los enlaces a estas entrevistas porque dos sitios web que he consultado no lo permiten, pero estas se pueden encontrar fácilmente en Google (hay, por ejemplo, una entrevista interesante en El País Digital). La señora Leon aduce que sus convecinos tienen todo el derecho del mundo a leer sus libros en otro idioma. Lo que yo no entiendo es cómo puede tener seguro ese anonimato que busca si no le importa que sus convecinos lean sus obras en otros idiomas: ¿será porque piensa que la mayoría de los venecianos no conocen otros idiomas?
Un saludo a todos.
Buenos días, buena gente:
No soy un asiduo de la tele pero, mira por dónde, he seguido las dos series, estimada Luz: la del comisario Montalbano y la del comisario Brunetti.
La primera de ellas nos ofrece una magnífica ambientación, como bien decías en tu entrada de hace unos meses «…en este caso la adaptación televisiva supera a los libros —que ya es difícil— y la interpretación de los actores, a mi parecer, es perfecta: refleja totalmente el ambiente y forma de expresarse de los italianos (sicilianos)…»
En cambio, la de Brunetti es (como diría un francés) toda otra cosa. Y no podía ser de otra manera porque la primera es una producción italiana (Director, Alberto Sironi; comisario, Luca Zingaretti) mientras que la segunda no es ni siquiera una coproducción sino que está realizada exclusivamente por alemanes (Directores, Sigi Rothemund y Christian von Castelberg; comisario, Joachim Krol, susutituido después por Uwe Kockisch).
Sí, es curioso que una productora alemana se haya aventurado a trasladar a la pantalla una larga historia (tiene unos 20 capítulos, de más de una hora cada uno) que se desarrolla completamente en Italia y en la que sólo aparecen personajes italianos. No obstante, el resultado es bastante digno, a mi modesto entender cinematográfico, pero, eso sí, por la forma en que quedan dibujados los personajes no podríamos saber en qué país se desarrolla la trama (cosa que en la de Montalbano se capta a las primeras de cambio) si no fuera por las magníficas vistas de Venecia que prodiga el director y que son muy de agradecer. (Dewekk: «Un marco incomparable» 🙂 )
Un abrazo.
Hola, Luz, y demás amigos participantes. Muy buenas noches.
Yo no las he visto, y no conocía las obras ni las series, así que al igual que don Milord lamento mucho no tener nada que aportar. Pero, te agradezco la recomendación sobre el comisario Brunetti y la calidad de sus libros, para tenerlo en cuenta a la hora de descargar pdfs con los que alimentar mi querido y por el momento abandonado kindle.
Robin, Venecia es una ciudad de contrastes, un verdadero paraiso terrenal. 😀
¡Saludos cordiales!
Queridos contertulios, sólo quiero daros las gracias por vuestros comentarios sobre Brunetti. Saludos muy cordiales.
Hola de nuevo, Luz y todos:
Acabé ese libro (Muerte en La Fenice) en septiembre y me gustaría añadir mi opinión sobre lo leído. Aunque me condenen los aguerridos seguidores de Donna Leon y la saga Brunetti, tengo que decir que a mí este libro no me convenció del todo. Presenta bien los personajes y los escenarios, pero me parece que la manera en la que se desarrolla el argumento principal no sorprende ni, en algunos momentos, está a la altura de una novela de este tipo. Hablando en plata, cuando estoy leyendo una novela policíaca y solamente espero llegar al final desde su parte inicial-central, ya me parece que está casi todo dicho. El suspense se me escapa en bastantes ocasiones. Las descripciones no están mal, pero resultan ser a veces un mero añadido: a veces nada fluye.
Un cordial saludo.
Buenos días:
Encuentro muy interesante lo que nos has contado, Blasita, y más viniendo de tan excelente crítica (femenino de crítico, no lo otro, je je) literaria.
Allá por el mes de agosto dije que había visto la serie del Comisario Brunetti en televisión, aunque lo más probable es que alguno de los 18 capítulos que proyectaron se me escapase. Sí, porque precisamente no me suena nada el caso del asesinato de un célebre director de orquesta en el teatro La Fenice.
La serie televisiva no estuvo mal, a pesar de que la productora no jugaba en su campo, porque, por una parte, la sencillez y naturalidad de los personajes principales –comenzando por el comisario y el sargento grandullón– hacía que enseguida te resultasen cercanos, familiares y hasta simpáticos, aunque como ya dije, por sus reacciones y ademanes no parecían italianos; y que otros personajes estaban muy bien retratados, como es el caso del superior del comisario, el «vicequestore» –que en novelas y películas similares siempre es ese jefe duro, exigente, temible, que hasta amenaza con represalias si no se obtienen rápidamente los resultados apetecidos–, y que aquí es un señor egoísta y mezquino que ha llegado a su nivel de incompetencia y que lejos de ayudar en cada uno de los casos de asesinato, lo que hace es intentar frenar la osadía del comisario (aunque éste lo torea hábilmente, con la connivencia de la secretaria) porque no quiere que el alcalde y demás autoridades le llamen la atención por el hecho de que la policía «moleste» a la influyente aristocracia veneciana con preguntas impertinentes como la clásica «¿Dónde estaba usted el día tal a tal hora?». Y actúa así porque lo que anhela es que los políticos locales e incluso los de más arriba lo tengan en gran consideración y, antes de jubilarse, le otorguen el preciado galardón de la orden de… (ahora no recuerdo ese detalle), con el que ha soñado durante toda su vida. Pero a pesar de todo ello, este personaje le resulta al espectador más lastimoso que odioso.
Por otra parte, tiene muchísimas escenas rodadas en exteriores, y eso yo siempre lo agradezco, máxime si se trata de lugares muy bellos, como es este caso. Entiendo que ese extremo también puntúa a la hora de calificar la película con una nota global. Además de la belleza de la fotografía, hay que tener en cuenta que es más fácil y más barato rodar un diálogo en un despacho de una oficina que hacerlo en la terraza de una cafetería de la plaza de San Marcos, por ejemplo, con los personajes situados en los laterales del plano y, en el centro, una magnífica vista de la Basílica. Eso es un regalo. Y no sé si la abundancia de vistas de Venecia que nos muestra el director estaría compensada en la novela con esa minuciosa descripción de los lugares más hermosos de la ciudad que hace Donna Leon con profusión, según he leído.
Hasta ahora he indicado lo que me parece relevante en lo positivo, pero si nos adentramos en el relato propiamente dicho, tengo que admitir que en ninguno de los capítulos me he encontrado con una trama que por su intriga haya cautivado mi interés, como lo hicieron en su tiempo algunas películas (no muchas) del Rey del Suspense, o más recientemente, por citar algunas, cualquiera de la serie de Jason Bourne o de Millennium, que te atrapan de principio a fin del film. (Por cierto, ¿sabéis ese chiste ya viejo del paleto que dijo: ahora que he aprendido a decir pinícula, resulta que se llaman flins?). Es decir que aunque el curso de las investigaciones policiales está bien desarrollado y se entiende fácilmente (cosa que no ocurre con algunas películas de oscarizados directores), están faltos de la chispa del auténtico suspense y de situaciones sorprendentes (coincido con Blasita) como por ejemplo esos inesperados giros argumentales que dan emoción a los relatos.
Para no extenderme más, ya que analizar cómo piensan y sienten los distintos personajes sería largo y pesado, me limito a decir que se trata de una serie de episodios de investigación policial sobre algo tan trágico como es siempre un asesinato, pero en una atmósfera, dentro de lo que cabe… amable. Sobre 10, yo le doy a esta serie un 6 ó 6,5.
Un abrazo.
Gracias por tu comentario, Robin. Lo encuentro muy interesante.
La novela está llena de descripciones vivas y detalladas, tanto de escenarios como de personajes. Sí, mis objeciones vienen por el argumento, que para mí no está a la altura. El, para mí, acertado comienzo da paso a una parte central con alguna chispa ocasional, pero en general anodina y en algún momento tediosa. La trama se entreteje por una urdimbre que se me antoja no ser lo suficientemente tensa. El desarrollo de la trama me ha parecido en algunos momentos como la confección de una colcha a trozos; como si tejemos trozos para una colcha separadamente para juntarlos al final o como si tenemos la colcha hecha y decidimos luego destejerla para introducir algún otro trocito entre medias. El desenlace no me convenció demasiado. Que conste que estoy hablando básicamente de mi experiencia como lectora y que no pretende ser una crítica literaria impersonal u objetiva. Además, este es el único libro que he leído de esta escritora y, desgraciadamente, no me ha sido posible ver la serie de televisión.
Creo que en mi caso ha influido también el hecho de abordar la lectura de esa novela con grandes expectativas; el libro no respondió a las expectativas que me había creado. Lo que yo espero encontrar en una novela policiaca es, ante todo, una trama que me enganche, y en este caso no se consiguió conmigo.
Tienes mucha razón Blasita, no engancha pero, como yo hace muchos años que leí sus libros y me parecieron bastantes buenos, la verdad es que el que tú mencionas creo es, el primero o uno de ellos, y era menos «rollo» para mí, en el trascurso del tiempo ya es un poco repetitivo, hay que tener en cuenta que la Sra. Leon no es italiana ni veneciana, en bastantes ocasiones se lía un poco al querer parecerlo. Saludísimos para todos.