En este Café hemos mencionado y debatido dudosas inclusiones y, sobre todo, exclusiones de términos del DLE, la más reciente edición del diccionario de la lengua española de la RAE. He decidido disponer una mesa del Café para tratar la inclusión de chafardear —y de chafardero— en el citado diccionario.
chafardear
Del cat. xafardejar.1. intr. chismorrear. U. t. c. tr.
2. intr. Enredar, revolver, fisgar. U. t. c. tr.
Los españoles que tengan ya algunos añitos recordarán El chafardero indomable, periódico en cuya redacción trabajaba el reportero Tribulete. El creador de Tribulete fue catalán y la revista en la que aparecía era publicada por una editorial catalana. Definición del DLE:
chafardero, ra
Del cat. xafarder.1. adj. Chismoso, cotilla. U. t. c. s.
Eran términos desconocidos para mí, excepto chafardero por su aparición en el citado periódico de los tebeos. Sí los vengo oyendo últimamente; siempre entre catalanes hablando en español. Aunque claro que hay términos que han llegado al español por medio del catalán, como por ejemplo faena, añoranza, prensa, cantimplora y naipe, no me parece que chafardear/chafardero sean en la actualidad tan comunes como para formar parte de un diccionario común, destinado a todos los hispanohablantes.
Doy por supuesto que estos términos no se emplean en América y mi pregunta es si los españoles no catalanes lo conocen o incluso si lo usan. Si se confirma que estos términos se utilizan solamente entre hablantes de esta región de España —que es lo que a mi me parece—, les pregunto a todos: ¿les parece bien que estos términos tengan su entrada en el Diccionario?
Tengo sillas de sobra para todo el que quiera sentarse a esta mesa. Muchas gracias por cualquier comentario sobre este asunto.
Buenos días:
Ha sido un sorpresa muy agradable para mí entrar en el Café y ver escrita la palabra chafardero, porque al instante me ha transportado a esos años (no tan lejanos, ja ja) de mi niñez que pasé en Cataluña, debido al traslado laboral del cabeza de familia.
Por ello, dicho adjetivo me resulta tan cercano y usual como lo pueden ser los sinónimos que nos da el DLE o el DUE de ese término (cotilla, chismoso). Pues sí, señora, cuando se hablaba en catalán se decía xafarder y cuando se hablaba en castellano, chafardero. En cambio, me parece que el verbo chafardear se utilizaba menos: se decía, por ejemplo, no seas chafardero más que no chafardees. En fin, sutilezas.
Recuerdo que también se empleaba con el otro significado que recoge el DLE en la definición del verbo pero que no lo aplica al adjetivo, que es el de curioso, fisgón, aunque no cotillee. Por ejemplo, uno que se pusiera a escuchar detrás de las puertas sería un chafardero por el hecho en sí, con independencia del uso que después hiciese de la «información».
Pero de acuerdo con lo que tú dices, Blasita, fuera de Cataluña no lo he oído por ninguna parte y, en consecuencia, yo tampoco lo utilizo.
Lo que yo no sabía, es que xafarder derivase de safareig, que en catalán es lavadero (público), lugar en el que antiguamente coincidían una serie de personas para hacer la colada, y donde se supone que hablarían de «todo un poco» 🙂 . Lo acabo de leer en este sitio: (clic).
Por otra parte, entiendo que quieres reivindicar el uso de estos dos términos alusivos al cotilleo, Blasita (no que lo practiquemos, je je), y me parece muy bien, así que aquí tienes a uno que lo va a ir utilizando en lo sucesivo (y al que no me entienda, se lo explico). Pero lo que no comprendo es tu idea respecto a incluirlo en el diccionario: ¿a cuál te refieres?, ¿es un diccionario que vamos a confeccionar aquí con las palabras que figuran en el DLE pero cuyo uso no está generalizado?
Un abrazo.
Buenas noches:
Muchas gracias, Robin, por tu participación y tus jugosos comentarios. Me ha resultado muy interesante la historia del origen de xafarder y tus comentarios sobre el uso de adjetivo y verbo.
Perdón si no me he explicado correctamente, Robin. En realidad, con Diccionario me refiero al anteriormente mencionado DLE, por lo que, en realidad, mi intención no es la que mencionas. No me convence el hecho de que aparezca una palabra que usan (¿casi?) exclusivamente hablantes de una región de un país hispanohablante en el Diccionario sin marca alguna , ya que esto puede confundir a los consultantes de dicho diccionario. Se conservan términos de regiones de España con su marca correspondiente; en el caso de Cataluña encontramos, por ejemplo, charnego y masovero (primera acepción). Si no se añade marca a chafardear ni a chafardero, da la impresión de estar actualmente extendidos y sigo pensando que este no es el caso. Aparte de esto, creo necesario decidir cuanto antes el dejar o no localismos tan restringidos en el diccionario común.
Un saludito.
Buenos días:
Este es el párrafo tuyo que me confundió, Blasita:
Y este otro es el que –como soy duro de mollera– me ha permitido entender tu pregunta (lo destacado en negrita es cosa mía):
Estoy de acuerdo: Primero habría que hacer una encuesta para conocer lo extendido que está este término por otras geografías de habla española, y si el resultado es el que tú y yo sospechamos, es decir, que no es usual o incluso que no se conoce, entiendo que la Academia debería incluir la azulona marca cat. en la definición.
Por otra parte, tu duda en cuanto a mantener o no los localismos en el DLE…
…no la comparto, Blasita. A mí me parece que es enriquecedor y, sobre todo, que es una información necesaria para entender a los «paisanos» cuando te desplazas 🙂 . (Recuerdo que me alarmé la primera vez que en Asturias me dijeron que iba a haber orvallo (me sonó a gran tempestad), pero después comprobé en el diccionario que esa lluvia no tenía importancia: es una especie de chirimiri).
Un abrazooo.
Buenas tardes:
Coincido, Robin. Cuando se anunció la llegada del diccionario virtual, yo ya llevaba tiempo pidiendo la ampliación del Diccionario de lengua española de modo que se incluyeran todos los términos correctos del español que faltan.
Los americanismos que se han insertado, por primera vez, en la última edición del Diccionario se limita a los usados en al menos tres países y a los no «afectados por restricciones diafásicas, diastráticas o de vigencia». Si el mencionado diccionario se llama común por su mayor apertura a términos americanos y a la vez se impone el citado requisito para la entrada de nuevos americanismos, podría parecer inconsecuente añadir más y más localismos o incluso conservar todos los que ya están en él. Los localismos que aparecen en el Diccionario son exclusivamente de España aunque este país no sea el único que posee localismos. Digo yo, ¿a un hablante ecuatoriano le va a interesar, por ejemplo, la palabra asturiana que has mencionado y a un hablante español una de Cali? A algunas personas —como a mí— sí, pero no creo que a una gran mayoría. Antes de saber de la decisión de disponer del diccionario digital, llegué a pensar que no sería mala idea tener un diccionario de la lengua española de España y diccionarios adicionales de regionalismos o localismos usados en cada país. Estos últimos podrían ser elaborados y financiados por la academia de la lengua del país. Como ya no hay problema de espacio, yo estudiaría la posibilidad de incluir todas. Lo que a mí no me gusta son las incongruencias; un diccionario con localismos de España que se define como común, en el que aparecen solamente ciertos americanismos. Me parece que hay mucho que hacer para poner el DLE y el DPD al día y para equilibrar todas las obras académicas, y parece que la RAE y demás academias están en ello.
Saludito.
Buenos días:
En efecto, Blasita, por el asunto de los americanismos también se merece la Academia una llamada de atención (por no decir un tirón de orejas), pues del mismo modo que existe un desfase entre el DLE y el DPD, lo hay entre el DLE y el Diccionario de Americanismos (que voy a llamar DdA para abreviar) del cual ahora circula la edición de 2010.
Cuando hace tiempo conocí la existencia del DdA no entendí en el momento la necesidad de tal «repertorio léxico», puesto que los americanismos –pensé– ya figuran en el DLE; pero alguien me informó de que en éste no están todos los que son, sino solo los más usuales, mientras que la otra obra recoge la totalidad y, además, con una mayor información sobre cada uno de ellos. Ah, bien, pues esto me pareció muy lógico y razonable.
Sin embargo, con el tiempo he ido comprobando que no es así en muchos casos, ya que a veces el DLE es más explícito que el DdA en sus definiciones. Pero lo que realmente me llama la atención es el hecho de que una misma palabra se defina de forma diferente en cada diccionario, y que por añadidura no haya coincidencia respecto a la ubicación de su uso. Yo creo que esto no es de recibo. Por lo tanto, en mi opinión la ASALE debería cuanto antes realizar una labor de coordinación a fondo para que se solucionen estos desbarajustes. Y aquí lo dejo: no quiero hacer más críticas.
Pero voy a poner un ejemplo:
(Otra sorpresa es que la palabra quisco no está registrada en el DdA).
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Un abrazo.
¡Hola! Nuevas palabras para mí, Blasita. Sé que se me pueden echar encima los catalanistas radicales pero no me parece bien que estas palabras estén en el DRAE, que como dice Blasi es un diccionario para todos los hispanohablantes del mundo. No creo necesario adaptar una palabra que sólo usan los de una región como copia de su idioma. Y hay palabras en castellano que llevan siglos cumpliendo perfectamente la función de esas palabras del catalán. Estoy de acuerdo, yo no necesito ni me interesa demasiado conocer vocabulario de Quito o Buenos Aires y supongo que a ellos tampoco de Logroño o Ávila.
¡Saludos!