Queridos amigos coblasiteros todos:
Al leer una reseña sobre el nuevo diccionario que proyecta la Academia y aprovechando un permiso carcelario que he obtenido por buena conducta, se me ha ocurrido abrir este nuevo cajoncito para intercambiarnos noticias o novedades relacionadas con la Lengua española y su uso. A modo de noticiero, aquí les pongo un enlace que habla de cómo quieren enfocar la elaboración del nuevo diccionario. Seguro que como a mí, no les pasará desapercibida la cifra de consultas que dicen han atendido a lo largo del año 2016. ¿No creen que a alguien se le ha escapado algún cero?
Me voy corriendo, que pasan lista, ya saben. (Ojalá pongan pronto la wifi en mi celda).
Querido Milord:
Me alegra mucho que haya podido pasar por el Café.
Qué interesante el artículo que nos trae. Yo no sabía nada de los planes de la RAE sobre la elaboración de un nuevo diccionario exclusivamente digital. Y ustedes dirán: ¿es que la RAE tiene que comunicar a Blasita todos sus planes? No, claro que no, je, je. Les explico. A mediados del año pasado hice diversas gestiones para conocer la opinión de la RAE y de algunos lingüistas con relación a la elaboración de un futuro diccionario. Mientras que, por ejemplo, Raúl Ávila, eminente lingüista mexicano, no dudó en chatear conmigo el mismo día de mi consulta, mi contacto con la RAE se paró en seco en cuanto se me dirigió al departamento de publicaciones. Aunque el director de dicho departamento se ofreció a «pasar mis peticiones y consultas a la Comisión económica de publicaciones», no me contestó cuando le expuse mis dudas o propuestas sobre el diccionario común y la posibilidad de implementarlas en un futuro. Curiosamente parece que mis dos principales propuestas son la base de lo que será el próximo Diccionario: su carácter panhispánico —la decisión reciente de incluir algunos americanismos más no coincide con un uso real y me parece un quiero y no puedo; sigue habiendo términos desusados o en desuso que se incluyen, a la vez que términos comunes no — y su extensión —no importa si hacen falta más tomos de un diccionario y lo importante es que si un usuario busca una palabra y esta no aparece, no tenga que imaginarse que puede ser correcta cuando bastantes veces no se puede saber simplemente consultando el Diccionario y la Gramática—. Mira que si he sido el artífice de todo esto … ¡(ja, ja, ja!).
Un saludo cordial.
P. D. Sea usted bueno, por favor, a ver si le ponen la wifi o si le liberan de una vez para que podamos disfrutar de más comentarios suyos.
Buenos días Milord y Blasita:
Milord, que quieres decir con que a alguién se le pudiera haber escapado un cero?
Que hay un cero demás o un cero de menos. 😀
Casos y cosas, no?
Interesante la propuesta, en todo caso.
Hola de nuevo, Milord y Chileno:
Milord, discúlpeme, que, con la emoción, se me ha ido lo del cero; la edad, ya sabe. Parece que está bien:
Fuente: http://www.rae.es/noticias/las-consultas-en-linea-al-dle-aumentaron-casi-un-60-en-2016.
Hola a todos:
Puesto que el nuevo diccionario tendrá un caracter eminentemente digital, sinónimo de agilidad, bien podrían aprovechar esta cualidad para dotarlo de frescura y vivacidad a la hora de incluir nuevas acepciones, eliminar arcaísmos, añadir nuevas voces…
Y respecto a lo del cero de más o menos ¿cómo pueden despacharse setenta y nueve millones de consultas en un mes, por mucho automatismo y ordenadores que hayan? Eso son más de dos millones y medio de consultas diarias (sábados, domingos y fiestas de guardar incluidas). ¿Saben cuántas a la hora, incluso a las cuatro de la madrugada? Más de cien mil. ¿Quién de la DRAE está levantado a esa hora para atender cien mil consultas antes de que den las cinco? ¿Hacen turno con los países donde a esa hora es de día? Insisto, creo que a alguien se le ha escapado algún cero o que venga y me lo explique
Y me voy corriendo al DRAETE que como es digital permite introducir una nueva voz en un periquete.
Aaaaaaadiós.
Creo que yo tengo parte de culpa del aumento alarmante de consultas al DRAE, al CORDE, al CREA, al Diccionario de americanismos, al Panhispánico de dudas, al NTLLE y a alguno más que me habré olvidado por ahí. Es necesario que nos metan a todos en el mismo saco ya, o, de lo contrario, me paso un día de estos sin mucho tardar a hablar francés a diario, que es menos complicado.
También yo me declaro «culpable» de haber engordado ese número de consultas a los diccionarios, así como el de esas bases de datos, Madri.
Milord, lo cierto es que a mí no me sorprenden esas cifras de consultas al Diccionario en línea. Lo que sí lo hace, para bien, es cómo no se sobrecarga habitualmente la página web del Diccionario con tal número de consultas que se realizan muchas veces al mismo tiempo: está claro que han tomado medidas para evitar el colapso. Si esa cifra parece desmesurada, el aluvión de consultas que supondrá el tener un Diccionario que no tendrá versión en papel para el público en general será histórico.
Por cierto, en cuanto leí «consultas», lo primero que me imaginé fue que estaban hablando de consultas lingüísticas que atendió la RAE el año pasado; que no sé cuántas serían, pero tendrán que ser bastantes menos.
Como a usted, Milord, me gustaría ver un diccionario de la lengua española más limpio, es decir, libre de términos desusados, con un mejor y más actualizado uso de las etiquetas y, sobre todo, con una base más definida, especialmente con respecto a la inclusión de regionalismos o localismos. Me parece que el carácter y la extensión del nuevo Diccionario dependerá en gran medida de esto último, algo que, tras mis consultas y conversaciones, parece ser lo más controvertido y difícil de lograr. Para mí, como vengo diciendo hace tiempo, es muy importante que aparezcan derivados que ahora se omiten por «cuestión de espacio» (ciertos adverbios, adjetivos, etc.) porque creo que no incluirlos puede despistar muchas veces a cualquier consultante. También creo que está en el aire el hecho de prescindir de todo lo que no se considere «actual» o «demasiado específico» —para esto estarían unos diccionarios históricos completos y otras obras más técnicas o concretas—. Aparte de limpio, me gustaría poder encontrarme con un Diccionario fijo —en el sentido de no temer mantener una estructura concreta y mantenerla ante presiones de todo tipo—, y esplendoroso —grandioso y un ejemplo a seguir para otros idiomas—. En fin, lo dejo aquí; aunque podría seguir, no le interesaría a casi nadie (je, je).
Un saludo cordial para todos.
Buenos días:
Me parece una magnífica noticia la que nos ha traído el señor Milord (primicia informativa, ¿eehh?: qué cuco es este preso número nueve / ya lo van a condonar) acerca de ese diccionario digital que piensa elaborar la Real Academia.
Sobre las ventajas que aportará si lo hacen bien, no se pueden citar más de las que ya habéis mencionado, particularmente todas esas que ha enumerado Blasita (a quien veo muy entusiamada con este proyecto, y con razón), de modo que vamos a esperar que de una vez por todas resulte una obra de consulta realmente fiable, virtud que muchos lingüistas le niegan con demasiada frecuencia (hasta el punto de que en algunos foros de lengua, según he podido comprobar, a la Real la llaman la Irreal).
Crucemos los dedos.
Un abrazo.
Buenas noches, queridos amigos noctámbulos:
Aquí les dejo otra cosita relacionada con todo esto que nos gusta y aglutina alrededor de la mesacamilla que nuestra querida Blasita se empeñó en ponernos en su magnífico «caféblog».
Va del palabrejo tan de moda en los medios durante estos últimos tiempos: «posverdad». En definitiva, la forma de oficializar un neologismo es usándolo, haciéndolo frecuente.
Leí lo que sigue en un medio digital. No pongo el enlace porque lleva adjunta publicidad y no creo conveniente incorporarla por la cara a esta casa. Así que copio y pego lo que allí salía.
Ea, buenas noches, que tengo que cerrar.
«Darío Villanueva: «El término «posverdad» entrará este año en el diccionario»
El término «posverdad» entrará en la próxima actualización del «Diccionario de la lengua española» (DLE), prevista para diciembre de 2017.
Así lo ha anunciado el director de la Real Academia Española (RAE), Darío Villanueva, durante la conferencia magistral titulada «Verdad, ficción, posverdad. Política y literatura», impartida en la clausura del Máster Universitario en Derecho Constitucional, que ofrecen conjuntamente el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales del Ministerio de la Presidencia y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
Según ha adelantado el director de la RAE, esta palabra «aparecerá a finales de año como neologismo en la primera actualización de nuestro «Diccionario de la lengua española», ofrecido gratuitamente en la red y que el pasado mes de marzo tuvo ochenta y un millones de consultas». En 2016 el número total de accesos superó los ochocientos millones.
El término «posverdad» se referirá a toda información o aseveración que no se basa en hechos objetivos, sino que apela a las emociones, creencias o deseos del público. Darío Villanueva ha explicado que, en las bases de datos de la RAE, «posverdad» aparece con registros de uso que se remontan a 2003″.
(Y disculpen que yo siga en mi erre que erre con los numeritos que ofrece la Academia: ¿se han parado a considerar cuántas consultas han procesado en el mes de marzo? Ochenta y un millones. ¡Toma ya! 2 700 000 al día, ¡chúpate esa! Es decir, ciento doce mil quinientas a la hora; más o menos son… más de 30… ¡¡al segundo!! Por favor, que lo expliquen).
Gracias por la información sobre «posverdad», Milord.
Y hace dos días Pérez-Reverte aprovechó un tuit en el que le preguntaban qué forma de imperativo era correcta, iros, idos o íos, para lanzar una bomba: la RAE ha aceptado el imperativo «iros» y lo hará oficial este otoño.
¡Noticias frescas con retraso!
La Fundéu ha publicado un manual sobre el lenguaje en internet: Escribir en internet. Guía para los nuevos medios y las redes sociales. Se presentó hace algo más de dos meses en la RAE. No se puede discutir que es una muy buena idea, ya que tras el establecimiento de la Red, se publica inmediata y numerosamente. La Fundéu y demás participantes de la presentación afirman ser opitimistas ante las buenas prácticas digitales, y me parece muy bien. Me temo que yo no lo soy tanto, la verdad, ya que creo que el éxito reposa directamente en las personas que escribimos en internet y no me vale la razón de que el autor va a velar por la corrección, buena escritura y buenas formas en sus escritos para mantener su reputación pública —me refiero a lo expresado en esta nota de prensa—. Como llevo denunciando tiempo ya, el problema es el anonimato que eligen muchos para no cuidar su escritura ni imagen y en el que se escudan algunos para cometer barbaridades. Mi opinión es que es totalmente necesario introducir cuanto antes una legislación exclusiva para este medio que sea clara y efectiva.