Ejem… No es raro que a veces nos encontremos con alguna palabra que es de uso habitual pero que, tras hacer una consulta al diccionario, comprobemos que tiene acepciones que desconocíamos.
Bien, pues al hilo de lo que expuse en la entrada anterior (aunque ahora la anterior se ha convertido en la siguiente, salvo que Blasita lo remedie) y en lo que a mi ignorancia respecta, ésta ha asomado una vez más al hacer una consulta sobre el adjetivo «vicioso» en distintos diccionarios, y ya ni recuerdo a santo de qué venía esa consulta:
El Espasa-Calpe lo define así:
vicioso, sa
1. adj. Que tiene algún vicio, error o defecto.
2. Que tiene algún vicio o mala costumbre.
Muy bien. Conforme.
Y si ahora queremos ir al origen de este vocablo para saber qué entendían los patricios, plebeyos y demás familia por «vitiösus», podemos consultarlo, por ejemplo, en el diccionario VOX:
1.- ‘vitiôsus, a, um’:
(Adj.) defectuoso, corrompido || malo, imperfecto || que acarrea el mal (vitiosum nomen, término peyorativo) || vicioso, licencioso || irregular.
Y hasta aquí, es probable que estemos todos de acuerdo.
……
Pero, de pronto, la sorpresa surge para mí cuando leo la 3.ª y 4.ª acepciones de «vicioso» que figuran en el DRAE:
vicioso, sa
3. Adj. Vigoroso y fuerte, especialmente para producir.
4. Abundante, provisto, deleitoso.
¡Anda, la osa…! ¡Quién se lo iba a imaginar! (Y que conste que no se trata de regionalismos o localismos ni de términos coloquiales o anticuados).
Pues nada, señores… eso es lo que hay.
Claro, claro, y ahora que lo pienso (ergo…) comprendo que tiene sentido el que haya varias poblaciones que se llamen Villaviciosa (en España hay ocho). Por ejemplo, la de Asturias es el lugar de mayor producción de sidra de todo el país. Y sobre Villaviciosa de Odón, Wikipedia dice lo siguiente:
« ‘Villa’ hace referencia al título que llevan muchas poblaciones, aunque no lo expliciten en el nombre, y ‘viciosa’, proviene del latín ‘vitiōsus’, es debido la bonanza del lugar, según la cuarta acepción de ‘vicioso’ del DRAE ‘abundante, provisto, deleitoso’».
¡Y yo que pensaba que tales poblaciones se habían «ganado» ese nombre por razones inconfesables…! 🙂
Pero digo yo, para terminar, que las acepciones que establece el DRAE son para usarlas con entera libertad (aunque no hayamos pagado los 99 euros que cuesta la 23.ª edición), ¿verdad? Ya, pero eso será en teoría porque ¿quién es el valiente capaz de llamar viciosa a una persona, teniendo en cuenta la posible reacción de ésta, máxime cuando se trata precisamente de alguien vigoroso y fuerte?
…….
Os agradeceré cualquier comentario al respecto que no sea zzzzzzzz…
Buenas tardes.
Buenas tardes, D. Robin. ¿Qué tal todos?:
A mi me gusta un montón usar palabras raras, lo reconozco, me divierte pasar en ocasiones por esnob. Pero, ¿qué culpa tengo yo de haber sido el primero de una reunión de personas en conocer cierto vocablo? Pues yo los rescato y divulgo; de esa forma contribuyo a mantener la riqueza léxica de nuestro idioma. Y si son populares, regionales (o jergales, incluso), mucho mejor. Hay que mantener vivos y en circulación aquellos términos tan propios de la tierra de cada uno para conservar activa la idiosincrasia que nos hace diferentes los unos de los otros. Los recibimos de nuestros padres y debemos transmitirlos a nuestros hijos. El perderlos es caer en el pozo de la gris homogeneidad a la que hay que salpimentar con algunas motas de color verbal. ¿No te parece, paisa?
Y además, las palabras inusuales o con significados olvidados dan mucho juego. Desconocía esas acepciones de “viciosa”. Ea, ya tengo ratito de guasa con mi cuñada para cuando nos veamos. Le devuelvo el favor sugiriéndole una pequeña broma dialéctica para la siguiente vez que vaya con amigos –ojo, tienen que ser muy amigos- a la casa de alguno que tenga chimenea. Si además es de esas que se usan y cuenta con un fuelle para aventar brasas, píllelo y no se corte. Pida silencio para que le presten atención, levántelo para que todos lo vean y diga con voz clara: “Voy a follar. ¿A alguien le apetece?”. Y observe sus caras. Después de esos segundos de silencio, explique lo obvio y ya se puede ir a tomar una cerveza la mar de pancho. Eso sí, recuerde, no me sea suicida: deben ser amigos, muy amigos.
Saludos cordiales para todos.
¡Jesús!, qué cosas se le ocurren, Milord.
Acertadísimo, como siempre.:-)))))
Buenas tardes, Robin y todos:
Tengo que decir que nunca me había planteado por qué Villaviciosa se llamaba Villa-viciosa. Muy interesante, Robin.
Como muchos saben, Blasita ha ejercido —con orgullo y satisfacción— el papel de embajadora de palabras poco usadas u olvidadas en un par de foros de Internet, así que está claro que comparto el espíritu de Milord de luchar activamente por la conservación del idioma. Aunque lo mío no es tanto emplear acepciones poco conocidas o desconocidas, sino rescatar del olvido términos que yo he usado, aún uso o he oído alguna vez en mi vida y que parecen estar en peligro de extinción. En general, me da mucha pena que nuestro vocabulario vaya siendo más y más reducido.
Es un hecho que las acepciones que tiene una palabra pueden no ser eternas, es decir, pueden evolucionar o incluso desaparecer. Por ejemplo, hay bastantes palabras que no han conservado el significado que tenían en latín o que el sentido original u otro derivado posteriormente ha caído en desuso. Y es que es el uso lo que determina el contenido del Diccionario y, naturalmente, los hablantes los que deciden qué se usa y qué no, ¿no? O al menos pienso que así tendría que ser; sobre todo esto tenía pensado abrir yo una entrada.
Un abrazo.
Buenos días:
Claro que sí, doña Blasita y don Milord: lo que vosotros opináis acerca de la preservación de nuestro léxico yo también lo suscribo.
Por ello, en mi escrito no he abogado por la supresión de ninguna palabra ni de ninguna acepción. No se me ocurriría. Pero eso sí, en el último párrafo he querido poner de relieve la dificultad que implica la utilización del adjetivo «vicioso» en el caso en que, referido a una persona, se le quiera dar el sentido de «vigoroso y fuerte» (3.ª acepción).
Y eso ocurre porque la desigualdad entre las dos primeras acepciones de esta palabra respecto a la tercera no es simplemente una cuestión de matices, ni mucho menos, ya que lo que ahí se evidencia es una diferencia tan grande en sus significados que las convierte en polos opuestos: en un caso es un halago, una alabanza, y en el otro caso es un insulto, un desprecio.
Y estando así las cosas no creo, francamente, que nadie utilice el adjetivo «vicioso» para elogiar a una persona, ya que para ello, aunque el que elogia conozca la existencia de esa 3.ª acepción (caso no habitual), al mismo tiempo tiene que estar seguro de que también la conoce el elogiado.
Por lo tanto, si en mi mano estuviera el poder modificar la página del DRAE relativa a «vicioso, sa» no eliminaría esa acepción, como ya he dicho, pero especificaría que se trata de un adjetivo poco usado (lo mismo que indica el DRAE para el caso que ha planteado Milord sobre «follar» con el sentido de soplar con el fuelle: «p. us.«), e incluso añadiría que no se usa aplicado a las personas sino, como mucho como mucho, a las cosas.
Muchas gracias por vuestras respuestas. Que tengáis un buen fin de semana. Un fuerte abrazo para todos y uno especial king size para Blasita que para eso es la jefa y hay que tenerla contenta. 🙂
Pues creo que tienes toda la razón, Robin. A mí me faltan más etiquetas de «poco usado», o incluso «desusado», en distintas entradas del DRAE, como en este caso.
Palabras que tienen acepciones contrarias hay algunas. Se me ocurre, por ejemplo, sancionar:
sancionar.
1. tr. Dar fuerza de ley a una disposición.
2. tr. Autorizar o aprobar cualquier acto, uso o costumbre.
3. tr. Aplicar una sanción o castigo.
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La segunda y tercera acepciones son bastante diferentes, pero ambas tienen uso actual —la tercera mucho más, claro, porque la segunda se usa básicamente en el lenguaje jurídico y administrativo—.
Otro caso muy típico es el de nimio. Su sentido original en latín no ha logrado imponerse ante el de poco, escaso, sin importancia, insignificante, que es el significado que ha triunfado. Esto suele pasar; que uno de los significados contrarios tiene poco uso o desaparece porque los hablantes deciden emplear el otro. Bueno, en realidad el DRAE dice que el sentido que tenía nimio en latín se mantiene en el español actual; yo no recuerdo haberlo oído usar nunca así.
nimio, mia.
(Del lat. nimĭus, excesivo, abundante, sentido que se mantiene en español; pero fue también mal interpretada la palabra, y recibió acepciones de significado contrario).
1. adj. Dicho generalmente de algo no material: Insignificante, sin importancia.
2. adj. Dicho generalmente de algo no material: Excesivo, exagerado.
3. adj. Prolijo, minucioso, escrupuloso.
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Un abrazo fuerte para el resto de los jefes, para todos. Buen sábado.
Buen día tengan ustedes:
Ah, mira, el caso de «nimio» no lo conocía, Blasita. Y entiendo que es aun más sorprendente que el que yo he planteado, puesto que «vicioso», si bien tuvo sus escarceos semánticos allá por la edad media, ha vuelto a tener mayoritariamente el sentido del adjetivo latino del que procede; mientras que «nimio» se ha quedado anclado –al menos esa es mi percepción– en el lado opuesto de su significado original.
Por ello, me imagino la cara que pondrían los alumnos de una clase de lengua española en la que , hablando de etimologías, el profesor explicase lo siguiente, con mucha sorna pero sin faltar a la verdad: « Nimiedad deriva del sustantivo latino nimietas, atis, que indica «exceso, abundancia», razón por la que en castellano le damos el significado de «pequeñez, insignificancia» como no podía ser de otro modo».
Creo que sería interesante, o por lo menos curioso, que hiciéramos aquí un listado de términos cuyas acepciones fueran no sólo diferentes (no, porque en ese caso están casi todas las palabras) sino que claramente significasen una cosa y la contraria.
No sé si ese listado sería nimio (abundante) o, por el contrario, sería nimio (insignificante).
Un abrazo. 🙂
[…] de la entrada de Robin sobre palabras con acepciones poco usuales, me he decidido yo a abrir una entrada sobre este tema […]
Je, je. Pues no sé, Robin, pero apuesto a que estaría más cerca de lo segundo. Me ha parecido buena idea abrir otra entrada sobre ello: Palabras con significados contrarios. A ver lo que os parece.
Otro abrazo para ti y todos.
Buenas noches, estimados. Un verdadero gusto leerlos.
Este tema es interesantísimo, y plantea algunas interrogantes filosóficas. ¿Cómo o cuándo se determina que una palabra murió, o mutó, o está agonizando? No debe ser nada sencillo mantener adherido un idioma que lo hablan tantas bocas de tan vasta región. ¿Qué pasará con el tiempo? ¿Cuántas palabras fundadoras desaparecerán, y le dejarán el espacio a términos importados? Quién sabe. Pienso que MIlord tiene toda la razón, y debemos esforzarnos en mantener vivo el espíritu de nuestro idioma, ¿ok? 🙂
Nunca me hubiera imaginado que follar podía ser avivar un fuego con un fuelle, o soltar una ventosidad insonora, jaja. De lo que se entera uno. Claro, sería muy complicado un idioma en el que cada idea o elemento tuvieran una palabra distinta para nombrarlos. Sería un idioma sacado de la imaginación de Borges, y la primaria tardaría por lo menos 23 años en completarse. Pero, pienso que hay casos que, sinceramente, no parecen lógicos. ¿Cómo puede significar la misma palabra cosas tan distintas? Y eso que no nombramos las otras acepciones de follar, pues tiene como cuatro más. Tampoco sabía ni de lejos que «nimio» podía siginificar dos cosas opuestas a la vez. Solo lo había escuchado como sinónimo de insignificante, y jamás hubiera pensado que en su origen fuera precisamente todo lo contrario. ¿Cómo pasó esto? Seguro lo acuñó un hombre poderoso y sin mucha cultura que, en algún momento desafortunado, se la quiso tirar de fino y uso el término al revés, y después nadie se atrevió a contradecirlo. «Dame pan y llámame tonto; qué importa, yo te apoyo». 🙂
Por el momento, me vienen a la cabeza solo dos palabras muy comunes que por aquí se usan de forma ilegal. Creo que buena parte de la culpa la tiene la televisión, como siempre.
Bizarro: Aunque significa valiente, generoso, esplédido, por aquí nunca lo usamos así, sino para nombrar algo muy cochino, sucio, retorcido, más a menos a esas cosas feas que ustedes llaman «guarro, a, as, os». ¿Qué habrá pasado ahí? ¿Quién me lo explica?
Patético: Está palabra por lo menos aparece con los dos usos en el diccionario del WR, aunque en el DRAE y en el DUE solo veo la acepción de conmovedor. En Venezuela, la utilizamos con más frecuencia -por no decir siempre- con el sentido de «Vergonzoso». Bueno, lo usan. Yo no le digo patético a nada ni a nadie, lo juro. Solo a la sonata de Beethoven, y eso porque así él lo quiso.
Echaré un ojo al diccionario, a ver si logro pescar algunas palabras que tengan acepciones distintas a las que normalmente usamos en la bodega, y, si encuentro una de esas radicalmente opuestas, la dejaré en el tema que abrió nuestra querida jefa.
Pasen feliz noche, amigos.
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Muchas gracias, Dewekkerf, por tus comentarios, que aquí siempre esperamos y celebramos porque en cada ocasión –si me permites el juego– sabes enseñar lo que sabes.
Un abrazo. 🙂